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Reportaje:

Guzmán prepara su duelo con Pinochet

El magistrado trabaja en el interrogatorio del ex dictador sobre la base del exhorto que envió a Londres

A pocas horas del tan postergado interrogatorio al ex dictador chileno Augusto Pinochet, su defensa trabaja arduamente en preparar al acusado para la batería de preguntas que el juez Juan Guzmán le tiene preparada, y que éste adelantó en su mayor parte en un extenso exhorto que le envió a Pinochet en octubre de 1999, mientras se encontraba en detención domiciliaria en Londres, a la espera del juicio de extradición a España.

Según reconocieron allegados al octogenario militar, el acusado mostrará una 'buena disposición' para responder mañana a todas las preguntas, pero aclarando en cada una de ellas que su responsabilidad fue sólo política y no criminal. Lo cierto es que a la luz de las preguntas del exhorto, a Pinochet le será muy difícil decir que asume sólo su responsabilidad política, pues varias de ellas están muy documentadas respecto al grado de culpabilidad del interrogado.

El exhorto de 1999 es general y el juez Guzmán abarcó varios temas, como la dependencia o autonomía de la DINA (la policía política), las detenciones y desapariciones de los más altos dirigentes del Partido Comunista, el asesinato del sacerdote español Antonio Llidó, y la llamada Operación Colombo. Pero el próximo martes el magistrado deberá ceñirse especialmente a los 57 asesinatos y 18 secuestros de opositores políticos al paso de la caravana de la muerte, que recorrió el país en septiembre y octubre de 1973. De las 75 preguntas generales y más de 30 específicas que contiene el exhorto, 18 corresponden al citado caso.

Estas preguntas están destinadas a que Pinochet aclare si el general retirado Sergio Arellano Stark fue enviado como su delegado para unificar los consejos de guerra, según el modelo que se seguía en el campo de prisioneros de Pisagua, donde cientos de detenidos fueron fusilados 'sumarísimamente' y sin derecho a defensa. En las preguntas dos y tres sobre el caso caravana, Guzmán le inquiere a Pinochet si explicó a Arellano cómo debía dar cumplimiento a su mandato o delegación y si a su juicio Arellano dio cumplimiento acertadamente a dichas instrucciones.

La cuarta consulta es: '¿Cuándo se impuso de los diversos hechos, de la sustracción de detenidos de sus lugares de detención y su fusilamiento; sucesos acaecidos y con motivo del viaje del general Sergio Arellano Stark por varias ciudades...?'. Luego, Guzmán le pide su parecer sobre la delegación a Arellano, y sobre quién le informó de los resultados de ésta.

Desde la séptima pregunta, Guzmán entra en el asunto de las investigaciones de los hechos, con cuestiones como '¿qué medidas adoptó?', '¿ordenó investigar la responsabilidad de personas determinadas?', 'si no lo hizo, ¿por qué?', o si continuaron prestando sus servicios como oficiales del Ejército, después de octubre de 1973 y del conocimiento público de las desapariciones, tanto Arellano Stark, como Sergio Arredondo, Pedro Espinoza, Marcelo Morén Brito, Patricio Díaz Araneda y Armando Fernández Larios. Se sabe que estos militares no sólo continuaron en el Ejército sino que fueron condecorados y ascendidos.

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'Prudencia'

Desde la pregunta octava a la 15, Guzmán se concentra en una de las principales pruebas contra Pinochet, el oficio que acompañó al proceso del general retirado Joaquín Lagos Osorio, entonces jefe de la Primera División de Ejército, con fecha del 30 de octubre de 1973, quien informó a Pinochet de los crímenes cometidos por los hombres de Arellano. El primer informe de Lagos Osorio le fue devuelto por Pinochet la noche del 1 de noviembre para que lo rehiciera y omitiera algunos párrafos y frases. El documento venía con borrones y comentarios de puño y letra de Pinochet, y Osorio guardó ese original por 'prudencia' junto al de nueva redacción. Dicho documento está anexado a la causa, y Guzmán le pregunta a Pinochet al respecto: '¿Reconoce como suya la letra en la segunda hoja de dicho oficio en la escritura del texto manuscrito: 'No hubo proceso sumarísimo'?'. También le pregunta qué pretendía con ello. Y a continuación la cuestión clave: '¿Por qué quería o precisaba que se omitieran determinadas ejecuciones como realizadas por orden del general Sergio Arellando Stark?'.

Por su parte, el comandante en jefe del Ejército, general Ricardo Izurieta, declaró ayer al diario El Mercurio que la institución castrense 'jamás' se alejará de Augusto Pinochet 'porque le tiene afecto y aprecio'.

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