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El hijo de Kabila se convierte en el nuevo hombre fuerte de Congo

Joseph Kabila, hijo del presidente Laurent Kabila, es el nuevo hombre fuerte de Congo. En medio de una confusión creciente y del secretismo sobre el estado y paradero del presidente, el Gobierno de Congo encargó ayer a su hijo la dirección del país y negó que Kabila haya muerto tras los cinco disparos que le descerrajó uno de sus guardias de seguridad el martes.

La confusión es grande en el país africano. Mientras los dirigentes de Kinshasa niegan que Kabila haya muerto y aseguran que se recupera de sus heridas en la vecina y aliada Zimbabue, el Gobierno de este país confirmó que Kabila llegó ya cadáver a su territorio. También lo reconoció un viceministro de Congo. El propio Gobierno de Estados Unidos se declaró ayer todavía incapaz de confirmar esa muerte, que los diplomáticos de Bélgica y Francia daban ya, sin embargo, por segura.

Joseph Kabila, de 31 años, era el comandante en jefe del Ejército desde el intento de golpe de Estado contra su padre de 1998. Tímido y callado, carece de imagen pública y fuentes militares aseguran que es 'poco brillante'. Los observadores creen que se trata de una salida transitoria mientras el Gobierno gana tiempo ante la crisis, que atribuye a sus enemigos, Ruanda y Uganda.

El hijo de Kabila recibió entrenamiento militar en China y se educó en Tanzania, donde su padre se encontraba exiliado tras haber sido perseguido por el régimen del presidente Mobutu Sese Seko. Su madre, una de las mujeres que ha tenido Kabila, pertenece a la etnia tutsi, la comunidad que domina la escena política en Ruanda y Burundi.

Las guerrillas apoyadas por estos países -el Frente de Liberación de Congo y el Movimiento de Liberación de Congo- se fusionaron ayer en un único Frente de Liberación de Congo, bajo el mando de Jean Pierre Bemba. La Agrupación Congolesa por la Democracia, apoyada por Ruanda, no firmó el acuerdo y acusó a las autoridades de Uganda de haberle presionado en exceso, aunque sus lugartenientes sí rubricaron el pacto.

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