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AERONÁUTICA | Vehículos espaciales

La búsqueda de un cohete sucesor del transbordador espacial se complica

Cuando este programa de cohetes comenzó hace cinco años, la NASA y la industria aeroespacial lo anunciaron como el comienzo de una nueva era en el transporte espacial. El cohete X-33 probaría, según afirmaron, tecnología avanzada que podría conducir a la fabricación de nuevos cohetes de bajo coste y reutilizables, que reducirían en buena medida el coste de enviar cargas al espacio.

El programa lleva ahora años de retraso para su primer vuelo debido a problemas técnicos y a que prácticamente se le ha acabado el dinero. El cohete no tripulado debería haber empezado una serie de 15 vuelos suborbitales de prueba en 1999, pero problemas con los motores y la inesperada grieta en la aleación de uno de sus tanques de combustible han retrasado esta fecha hasta 2003, si es que empieza alguna vez.

El Congreso autorizó en 2000 a la NASA a poner en marcha un programa de cinco años, con un presupuestos de 4.500 millones de dólares (850.000 millones de pesetas) denominado Iniciativa de Lanzamiento Espacial (Space Launch Initiative), que supuestamente estimulará nuevas estrategias para disminuir el coste que suponen las salidas al espacio. El plan exige que más de la mitad del dinero vaya a parar a un cohete reutilizable de segunda generación que aumente la seguridad y recorte los gastos de lanzamiento en un 90%. También pretende probar una tecnología innovadora y crear cohetes más pequeños para transportar cargas comerciales, así como suministros a la Estación Espacial Internacional.

Algunos grupos que consideran que un acceso más barato a la órbita es la mejor forma de fomentar la inversión y el comercio privados en el espacio ya han criticado el plan. Afirman que favorece los proyectos de alto riesgo -como el X-33- en lugar de buscar soluciones más sencillas. Y lo que es más, la NASA está permitiendo que los creadores del X-33, dirigidos por la Lockheed Martin Corporation, compitan por los fondos del nuevo programa para poder completar su proyecto, una jugada que ha dolido enormemente a los detractores del proyecto.'Necesitamos que la Iniciativa de Lanzamiento Espacial ayude a desarrollar nuevas ideas, nuevos vehículos', afirma Patricia A. Dasch, directora ejecutiva de National Space Society, un grupo de presión espacial compuesto por 22.000 socios. 'El X-33 no es nuevo. La NASA necesita realizar pruebas de vuelo con el X-33 para probar la tecnología y mostrar fe en su inversión, pero no a expensas del nuevo programa'.

Dasch cree que Estados Unidos no se ha esforzado mucho en sustituir los transbordadores, que llevan volando 20 años. La NASA había aspirado a retirarse del negocio de los lanzamientos y ceder su sitio al sector privado para poder centrarse en la investigación. Pero parece más difícil de lo que antes se creía que la industria privada obtenga los miles de millones de dólares necesarios para crear y poner en funcionamiento un sustituto del transbordador.

Prototipo

Sin embargo, los partidarios del cohete comercial, incluidos los creadores del X-33, afirman que no se han rendido. Cleon Lacefield, encargado del proyecto X-33, cree que el nuevo programa debería permitir que diversas empresas probasen sus ideas y presentasen candidatos. El X-33 se sigue considerando un prototipo a escala media del cohete Venture Star anteriormente propuesto por Lockheed Martin, afirmó, y la finalización de su programa de prueba podría llevar a tener modelos de producción en vuelo entre 2010 y 2012.

Lockheed Martin diseñó un cohete con forma de punta de flecha plana y gruesa, con alerones en la parte inferior. Se supone que el X-33 despega verticalmente mediante un nuevo tipo de motor sin tobera, vuelve a penetrar en la atmósfera protegido por una novedosa cubierta antitérmica metálica, y aterriza en una pista como un avión.

El aparato se denomina cohete orbital de una sola fase porque volaría al espacio y volvería a tierra de una pieza, de forma muy parecida al típico avión reutilizable. Los cohetes convencionales no son completamente reutilizables, porque se desprenden de partes en cada vuelo. En septiembre, la NASA y Lockheed Martin acordaron mantener vivo el X-33 hasta el próximo marzo, cuando el programa sabrá si va a obtener fondos de la nueva iniciativa de lanzamiento.

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