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Aresbank amplía capital pero no resuelve el plan de salvación del banco

Íñigo de Barrón

'Pan para hoy y hambre para mañana'. Con este refrán definía ayer uno de los accionistas españoles presente en el Consejo de Administración del Banco Árabe Español (Aresbank) la inyección de capital de 5.500 millones de pesetas (33 millones de euros) que recibirá la entidad. El consejo decidió no aportar efectivo para esta ampliación, sino recuperar parte de un crédito concedido al banco, que asciende a 18.000 millones de pesetas, para cubrir la ampliación.

Con estos recursos se hará frente a los 11.800 millones de pesetas (71 millones de euros)requeridos por el Juzgado número 5 de Marbella (Málaga) como consecuencia de un conflicto judicial iniciado por un embargo efectuado a una promoción inmobiliaria en la Costa del Sol.

Aresbank dispondrá aún de 12.500 millones de pesetas más que, en forma de crédito, se mantienen en la caja de la entidad. El banco podría seguir adelante, pero los accionistas árabes insisten en que es preferible no continuar utilizando este crédito -para no afectar al balance de la entidad- y realizar una nueva aportación dineraria.

Consejo dividido

El problema es que el consejo de administración está dividido. Los socios españoles, que controlan el 34% del capital, siguen abogando por la disolución ordenada de Aresbank, ya que no ven claro el futuro comercial del banco. En este grupo se encuentran el BBVA (con un 16,67%), la SEPI (7,33%), el Banco Atlántico (6,67%) y el BSCH (3,33%).

Los accionistas árabes, dueños del 66% restante, apuestan por mantener vivo el proyecto financiero de Aresbank. Entre ellos están el banco público libio (Lybian Arab Foreing Bank), con el 30%; la entidad pública Kuwait Investment Company, que controla otro 30%, y Crédit Populaire de Algérie, con un 6% de los títulos. Con estas alejadas posiciones se celebrará hoy la junta general de accionistas, que con toda probabilidad aprobará la propuesta del consejo de administración. La nueva reunión del consejo, que se llevará a cabo el próximo miércoles, 10 de enero, no hará variar la posición de los socios españoles.

La única novedad podría ser que los accionistas árabes propongan suscribir unilateralmente una ampliación de capital de 6.500 millones de pesetas (39 millones de euros). Los socios españoles aceptarían esta propuesta, con lo que reducirían su actual participación en el capital de la entidad presidida por Luis Vañó.

El detonante de la crisis lo ha provocado una reciente sentencia judicial del Supremo sobre una demanda interpuesta por la empresa Daylongt Island, que reclama al banco una indemnización de 11.600 millones -casi el doble de sus fondos propios- por una finca de la Costa del Sol que fue vendida por el banco.

La entidad fue creada en 1975 para canalizar las inversiones en España desde los países árabes. La comisión ejecutiva del Banco de España se reunió con carácter de urgencia el pasado 25 de diciembre para estudiar la situación de la entidad, barajando la intervención de la misma, la suspensión de sus actividades o instar a sus acionistas a suscribir una ampliación de capital.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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