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Guadalajara

Guadalajara es el título de una canción famosa, el de un libro de cuentos del estupendo escritor catalán Quim Monzó y el de, al menos, un par de ciudades a uno y otro lado del Atlántico. En la Guadalajara mexicana se reunieron hace varias semanas unos cuantos escritores ibéricos que fueron incapaces de entenderse. Porque eso de que hablando se entiende la gente parece que funciona como dicho, pero del dicho al hecho va lo suyo, lo que usted y yo sabemos: una larga península o un ancho continente.Hablando, por desgracia, tampoco se entiende la gente. Será que hablamos mal (porque poco no hablamos: basta poner la oreja en el poblado gallinero de las tertulias radiofónicas o colocar el ojo sobre los alaridos tipográficos de algunos rotativos). Cada año por estas mismas fechas nos sorprende la dulce Navidad sarpullida de guerras en todos los rincones del maltratado Atlas Aguilar. Los humanos tenemos la costumbre inveterada de dialogar a garrotazos, con vocación auténtica de grabado de Goya. Pero con la escritura tampoco hemos logrado grandes avances. Lo de Guadalajara es una prueba de ello. Escribiendo tampoco conseguimos entendernos ni hacer que nos entiendan, quizás porque la sociedad se está poblando de analfabetos funcionales adosados a una videoconsola y enganchados a la red pegajosa de Internet. En todo caso, es difícil hacerse entender. Hay palabras que han perdido el sentido, palabras que no habitan en la casa común del diccionario sino en un manicomio, una casa de locos, una jaula de grillos o un prado de serpientes. Lo que hoy es blanco, mañana será azul, y pasado mañana como el papel de aguas de las guardas de los libros antiguos, es decir, de todos los colores y de ninguno.

"¡Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas!", pedía Juan Ramón. Las palabras no bastan para arreglar el mundo, pero son la herramienta imprescindible para ponerlo a punto. Hace falta aprender urgentemente la secreta verdad de las palabras. Abramos la cartilla nuevamente y comencemos a deletrear: San Sebastián, Vitoria, Bilbao, Guadalajara.

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