_
_
_
_
_
Tribuna:Desaparece el gran renovador de la copla
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una voz de terciopelo elegante CLARA MONTES

Hace unos pocos días tuve el privilegio de dar un concierto en Madrid con Carlos Cano, el primero y el último que di con él, muy a pesar mío. Para mí ese día era un día muy importante (más lo es ahora), ya que tenía que compartir escenario con un gran artista y un gran amigo de mi padre. Un hombre al que con 18 años yo llamé para que me aconsejara en esto del cante. Con mucha paciencia, se citó conmigo en el café de Oriente de Madrid y recuerdo que entre palabra y palabra los gorriones se comían la migas que habían sobrado de unos montaítos de jamón.Me habló del cante como una manera de ser, como un sentimiento común para compartir con los demás, del ejemplo a seguir de grandes artistas como Amália Rodrigues, Edith Piaf, Billie Holliday, etcétera...

Más información
El cantautor Carlos Cano muere en Granada a los 54 años víctima de una dolencia cardiaca

Que esto no era un juego, sino una manera de entregar el alma.

De pronto, años después, me veo a su lado cantando esas Habaneras de Cádiz o La bien pagá, disfrutando de él con él.

Después nos fuimos a tomar algo y acabamos en el bar de mi hermano, de madrugada. Él comiendo como un loco, "porque cantar da mucha hambre"; yo, con sed de saber. Le escuchaba con todos mis sentidos, porque de Carlos había mucho que aprender.

De la vida, a la que agradecía la oportunidad de haber vuelto a nacer para regalarle unos años más, sobre todo para estar con sus hijos. Del amor a esas pequeñas cosas que casi nos pasan inadvertidas y para él eran la esencia del camino de la felicidad. Y de su voz, a la que se daba en corazón y alma para recordar y venerar su pasado, amar su presente y dejar ilusión para el futuro.

Con su voz nos recuperó y nos enseñó otra vez esas coplas olvidadas, venidas a menos y mal vistas por unas ideas políticas equivocadas. ¿Quién mejor que él para devolvérnoslas con la voz honda de terciopelo elegante?

Yo le doy las gracias por darme y enseñarme tanto. Y maldigo al destino que nos lo ha arrebatado antes de tiempo. Hoy se ha marchado un luchador de su tierra, de su cante, un amigo, un hermano de todos los andaluces, un maestro de la copla.

Ahora tengo un nudo en la garganta. Creo que a él le gustaría más que cantase para poder deshacer esta pena. Adiós, Carlos Cano, un trozo de mi corazón se va contigo.

Clara Montes es cantante.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_