Del asfalto
Desde hace algo más de 25 años resido en Madrid, por motivos de trabajo me he visto obligado a aparcar mi coche casi a diario en la zona habilitada en el centro de la plaza de Pedro Muguruza (aparcamiento señalizado sobre el asfalto "desde siempre", y que no fue repuesto por el Ayuntamiento de Madrid tras el último arreglo asfáltico que efectuó en el barrio).En ese mismo lugar, el pasado martes 14 de noviembre, nuestro presidente del Gobierno, José María Aznar, dándose un baño de madridismo, invitó a comer a las "viejas glorias" del equipo de toda mi vida (Real Madrid).
El festejo se celebró en el restaurante que se encuentra en dicha plaza y, mira por dónde, ¡nunca había pasado nada hasta entonces durante un cuarto de siglo en ese lugar y hasta ese mismo día!
Sucedió que la totalidad de los vehículos del aparcamiento "de toda la vida" (incluido el mío) fueron retirados por una flota de camiones grúa que a modo de invasión llegó dos horas antes al lugar del acontecimiento para cumplir con las ordenanzas del Área de Circulación del Ayuntamiento de Madrid, debido a que todos los vehículos allí aparcados... ¡estaban estacionados en medio de la calzada!
¡Qué desvergüenza! El sentimiento de haber sido pisoteado en mis derechos de ciudadano y mi indignación fueron incontenibles cuando supe por personas que presenciaron los hechos... que los mismos agentes municipales que retiraron los vehículos que allí se encontraban, reservaron el espacio que habían limpiado para que fuese ocupado por los invitados al festín.
Coincidió ese día con mi cumpleaños y, mira por dónde, el regalito que me hicieron sin saberlo fue una verdadera....
Por ese motivo terminé muy entrada la noche en mi hogar, privándome de poder disfrutar junto con mi familia de la celebración de mi onomástica, pero, ¡eso sí!, quedándome con la enorme satisfacción de haber contribuido con mi invitación: 30.000 pesetas (grúa más multa), al ágape de tan ilustres personalidades.
Por todo ello me veo obligado a decirles ¡gracias, señor alcalde!, y también a usted, señor presidente, por el detalle que tuvieron ese día tan especial conmigo.- José L. Mozo Vergara.
