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Tribuna
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Vocación

En las últimas semanas se han repetido noticias acerca de la violencia escolar y agresiones a profesores. El pasado viernes era vejado y herido un profesor del instituto sevillano Ciudad Jardín por intentar mediar en una pelea entre grupos rivales a las puertas del centro. Cada vez y cada día los que nos dedicamos a este oficio de enseñar desde hace muchos años nos venimos planteando el sentido y el valor de la palabra educar en esta sociedad. Tradicionalmente se ha planteado el oficio de enseñar como una vocación, concepción propia de sociedades donde los pocos iban a la escuela. Actualmente la educación es tarea de todos mientras que la enseñanza es una profesión, un oficio, que se aprende y se ejercita como otras muchas, sólo que con un alto valor añadido de responsabilidad técnica, moral y ética que seguramente no necesitarán otras profesiones. En estos momentos a estos oficios hay que añadirles la cualificación de alto riesgo.Es llamativo, en estas circunstancias, leer las biografías de algunos políticos dedicados a su oficio de representantes ciudadanos durante más de 20 años y donde quieren ser retratados como personas de oficio y vocación de maestro o profesor. Sorprende la insistencia de personas que, como consecuencia de su militancia política, casi toda su vida profesional la han desarrollado ejerciendo diversos cargos públicos y siguen haciendo mención a su vocación docente. Hace días leíamos en una entrevista con el delegado de la Junta en Sevilla, José Valle. El último caso es el simpático presidente de Extremadura Rodríguez Ibarra que, tras más de 20 años dedicado a la política nos dice que todavía aspira a ejercer su vocación, que es la escuela. Le quedan 8 años para decirdirse.

Es una honra para todos los maestros y profesores oír estas cosas de nuestros políticos. Algunos de los maestros que hoy lunes están de baja laboral como consecuencia de las agresiones de jóvenes les gustaría simplemente que, por un solo curso, estos desertores de la tiza dejaran su puesto de representante ciudadano o funcionario político, y pasaran a ejercer durante 5 horas diarias la actividad de profesor ante 30 adolescentes de cualquiera de nuestras ciudades. Simplemente para poder practicar su vocación frustrada.

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