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EL MERCADO LABORAL ANDALUZ

El desempleo completa el círculo

La economía andaluza vuelve a una tasa de paro similar a la de 1983, pero apenas acorta distancias con el resto del país

Alejandro Bolaños

Las estadísticas se empeñan en demostrar que el mercado laboral andaluz no para de batir récords. Desde 1994, el número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social no para de crecer y la Encuesta de Población Activa (EPA) muestra una ritmo de creación de empleos mayor que el del mercado laboral español: en el primer semestre de 2000 se crearon en Andalucía un 5,5% de empleos más que en los seis primeros meses de 1999, mientras que en España esa tasa fue del 5,1%. Para 2001, con un desarrollo económico más moderado, la Junta prevé un crecimiento del 3,2% (70.000 nuevos puestos de trabajo) frente al 2,5%. Y sin embargo, en el mercado laboral, la ansiada convergencia sigue siendo una quimera: en los últimos 15 años, la diferencia entre la tasa de paro española (13,7% en octubre) y la andaluza (24,9%) se ha estabilizado entre los 10 y los 13 puntos.¿Por qué es tan elevada la tasa de paro en Andalucía? es el título de un documento de trabajo elaborado por Analistas Económicos de Andalucía, el gabinete de estudios de Unicaja. Su conclusión final es tajante: "El principal factor que explica la divergencia entre las tasas de paro es el mayor incremento de la población activa [personas mayores de 16 años que desean tener un trabajo] en Andalucía". Más aún, los investigadores de este centro aseguran que, con el ritmo de creación de empleo que ha tenido la comunidad en los últimos años, Andalucía tendría una tasa de paro (relación entre personas desempleadas y población activa) "significativamente inferior" a la de España, "si la población activa hubiese aumentado al mismo ritmo".

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La demografía ha dejado sentir todo su peso en los años noventa, década en la que se empezaron a incorporar al mercado laboral los jóvenes nacidos en los años setenta, periodo en el que se registraron altas tasas de crecimiento de la población, más en Andalucía que en España.

Otros factores determinantes son el retraso en la incorporación de la mujer al mercado laboral con relación al resto de España y el tardío trasvase de población rural a la ciudad. De hecho, en la comunidad, el 12% de los ocupados trabajan en el campo, frente al 8% en España y al 5% en la Unión Europea. "En la Andalucía rural se ha conseguido consolidar una red de ciudades de tamaño intermedio", explica el director de Analistas, Francisco Villalba para asegurar que ese trasvase "se ha frenado".

Las cifran cantan: entre 1977 y 1997, el número de ocupados en Andalucía aumentó en 230.000 personas, mientras que la población activa creció en 900.000. Y a pesar de que ha habido periodos de gran crecimiento (finales de los ochenta, finales de los noventa), la tasa andaluza de paro, tras llegar a un pico del 34,8% en 1994, apenas ha vuelto a los niveles de 1983. "Lo que pasa aquí ya no pasa en el resto del Estado, tenemos un crecimiento de población aún muy alto", coincide el director de Empleo de la Junta, Antonio Toro. En 1996, la población activa creció un 2,9% en Andalucía y un 1,9% en España; en 1999 las tasas fueron del 1,8% y del 0,9%, respectivamente.

"Hay que generar más actividad económica, pero el paro sólo caerá intensamente a medio plazo", comenta Toro. "El argumento que relaciona demografía con paro no es incierto, pero creo más decisiva la insuficiencia de la base productiva andaluza", rebate José Vallés, catedrático de Política Económica de la Universidad de Sevilla. "En Andalucía, me faltan 200.000 o 250.000 empresas", afirma Vallés, quien insiste en la necesidad de generar "nuevas actividades" para "no resignarse a la imposibilidad de reducir el paro a corto plazo".

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Los servicios a la empresa, las tecnologías de la información, el medio ambiente, la agroindustria, los servicios de proximidad (atención a personas mayores, guarderías) o la fabricación de patentes son algunos de esas posibles nuevas actividades, según Toro y Vallés. "Hay que ampliar la base industrial", advierte el catedrático, quien recuerda que las economías volcadas en el sector servicios, como la andaluza, destruyen más empleo en situaciones de crisis internacional.

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