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Una bondad extrema

El actual director del Centro Cultural del 27 y Litoral, el pintor Lorenzo Saval, recuerda a su tío abuelo de forma gráfica: "Emilio era la fotografía de un hombre que miraba a las nubes en casa de mi abuela. Después se ha pegado a mi vida".Paloma Altolaguirre, hija del compañero de Prados en la aventura de Litoral, añade otra idea: "era un hombre de bondad extrema que contaba cosas que querías oir; Emilio era el tío Emilio en la colonia de exiliados españoles de México".

Todos inciden en lo mismo: no le gustaba el protagonismo ni los actos sociales y amaba la soledad desde donde construyó una obra de complicada artesanía y luz contenida. Pero también, aquel joven inseguro al que deslumbró Lorca, fue un amante del conocimiento: estudió de adolescente en varias universidades centroeuropeas y en la Residencia de Estudiantes antes del exilio. Todo lo devolvió con creces. Su labor pedagógica en el Instituto Luis Vives de México fue ejemplar.

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