Clases de ESO
Soy un profesor, como otros muchos, que doy o intento dar clase en la ESO en un instituto público. Todos nos encontramos en clase cada mañana con un tanto por ciento de alumnos que van a clase porque les obliga la ley, sin ningún interés por aprender, suspendiendo la casi totalidad de las asignaturas, desoyendo las indicaciones del profesor, dedicándose a hacer de la clase una fiesta particular, insultando o agrediendo a sus compañeros, cuando no al profesor.Estos alumnos se concentran en la enseñanza pública debido a que en los institutos privados y concertados no los matriculan; si alguno se cuela, al año siguiente le aconsejan que se matricule en la pública. Todo esto lleva consigo un gran deterioro de la enseñanza pública, que se manifiesta en fracaso, tensiones en el aula, tensiones que se reflejan en los profesores; éstos, cuando llegan a la sala de profesores, en vez de venir de dar clase parece que vienen de una pelea, convirtiéndose la sala en un cotidiano muro de lamentaciones, donde cada profesor cuenta las intempestivas que le ocurrieron en el aula.
Todo esto es cotidiano en los institutos, y, para mi sorpresa, estas vivencias nunca aparecen en los medios de comunicación, sobre todo en los públicos, siendo noticias habituales de éstos que en un instituto se conectaron a Internet unos ordenadores y nada más.
¿Donde están los sindicatos? ¿No llegan hasta sus tranquilos retiros sindicales las tensiones de la ESO?
En la pasada primavera la ministra de Educación propuso implantar la garantía social para estos alumnos a partir de los 14 años; quizás demasiado tarde, algunos, a partir de los 12 años, ya se desentienden de los estudios, pero más vale tarde que nunca, si es que aguantamos hasta entonces.- Fole. .
