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El Museo de Arte Abstracto de Cuenca exhibe la obra menos conocida de Lucio Muñoz

El Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca muestra desde finales de septiembre y hasta el próximo 28 de enero la faceta más desconocida del pintor Lucio Muñoz (Madrid 1929-1998), la de un artista a quien, además de sus espectaculares murales y los cuadros de grandes formatos, también le gustaba crear pequeños mundos, más sutiles y reposados. El título, Lucio Muñoz, íntimo. La selección de las obras ha sido realizada por su hijo, Rodrigo Muñoz Avia, que descubrió también ese rostro del Muñoz más cercano en el desordenado estudio de su padre. "El aliento de la exposición son esas pequeñas joyas que no se conocían, que nunca habían salido del estudio, y al mostrarlas juntas nos ha sorprendido la fuerza de su conjunto", afirma Muñoz Avia. La muestra ha querido hacer un paréntesis en los inmensos cuadros de Muñoz, en sus tableros raspados, quemados y magullados y en sus concepciones arquitectónicas, para centrarse en obras más pequeñas y en las piezas menos vistas, para dar una visión de un Lucio Muñoz íntimo, de cámara.

Lucio Muñoz, íntimo se acerca desde la intimidad de la mirada a un creador cuyas obras se presentan como evocaciones de un mundo interior. "Mi padre era enemigo de los discursos añadidos a la pintura, todo lo que tenía que decir lo expresaba en sus cuadros", explica el hijo del artista.

La exposición reúne una treintena de obras de pequeño y medio formato y en técnica mixta realizadas entre 1953 y 1997, un año antes de su muerte, que le sobrevino cuando terminaba un mural de 12 metros para el nuevo edificio de la Asamblea de Madrid.

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