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GENTE

LAMENTO POR UN ÍDOLO CAÍDO

Podían naufragar los submarinos nucleares, incendiarse las torres de televisión, cubrirse los cielos con nubes de langostas, estallar guerras en el Cáucaso, hundirse el rublo y hasta salir el sol por el Oeste, pero al menos quedaba siempre algo seguro en la Rusia postsoviética: que Alexandr Karelin era invencible. El triple campeón olímpico de lucha grecorromana en la máxima categoría no había perdido un solo combate en los últimos 13 años, ni siquiera un punto en los últimos 10, y nadie entre Kaliningrado y Vladivostok apostaba un kópek por el ex granjero de Wyoming, Rulon Gardner, que osaba desafiarle y quería impedirle que se ciñiese su cuarta corona, el miércoles en Sydney. Pero lo imposible ocurrió, el mocetón norteamericano se impuso y toda Rusia quedó bajo estado de choque, abrumada por el peso de una tragedia nacional. En Novosibirsk, ciudad natal del campeón ruso, en el corazón de Siberia, la gente hablaba ayer de "pesadilla", "dolor", "desgracia" e incluso "fin de una era". Tan popular era y es Karelin en Rusia que Unidad, el partido inventado por el Kremlin para impulsar a Vladímir Putin a la presidencia, le colocó como número dos de su lista para las elecciones legislativas del pasado diciembre, y todo indica que esa presencia se plasmó en un buen puñado de votos. Karelin, de 33 años, ha caído, tal vez, no sólo víctima de la fuerza y la habilidad de Gardner, sino del pluriempleo a que su adversario y diputado se ha visto obligado en los últimos meses.-LUIS MATÍAS LÓPEZ,

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