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EL URBANISMO DEL LITORAL, A DEBATE

Arquitectos holandeles ironizan sobre el modelo turístico de Benidorm

Territorio virgen

¿Ha tocado techo Benidorm? ¿Camina en la dirección adecuada? ¿Qué soluciones pueden darse a una de las mecas mundiales del turismo que cada año aumenta su número de visitantes? Con estas cuestiones en la cabeza, mucha imaginación y la misma cantidad de sentido del humor, el equipo de arquitectos holandeses MVRDV ha editado el libro Costa Ibérica. Hacia la ciudad del ocio, en la editorial barcelonesa Actar. A caballo entre la sociología y la arquitectura, recoge una serie de propuestas surgidas de un taller realizado en Barcelona en verano de 1998. Sus planteamientos, y algunos pasajes ciertamente devastadores sobre la idiosincrasia benidormí, han suscitado las reacciones, más o menos encendidas, de urbanistas y políticos."Es el típico método de trabajo del MVRDV", dice Jaime Salazar, responsable de contenidos de arquitectura de Actar. "Ironizan sobre la situación actual y se desmarcan con propuestas utópicas y provocadoras". Como su propio título indica, Costa Ibérica no es un libro sobre Benidorm, sino sobre la costa mediterránea española. "Una ciudad lineal larga y compacta basada exclusivamente en el turismo". Pero claro, Benidorm es mucho Benidorm, y por ello los holandeses se centran en ella como paradigma de la ciudad turística y proponen, entre otras cosas, densificarla al máximo para preservar el resto del litoral.

Benidorm se muestra muy distinta vista desde el aire o desde la costa. Por decirlo de otro modo, desde el plano horizontal aparece como un enjambre de rascacielos donde no cabe ni un alfiler. En el vertical, aparece una retícula de edificios con mucho espacio entre ellos, con zonas verdes y calles anchas. En ello incide el presidente del Colegio de Arquitectos de Alicante, Antonio Marí Mellado: "la zona de Levante es ejemplo de un muy buen resultado. Hay mucho espacio abierto, mucho aire entre edificios y una apuesta por la altura antes que por la ocupación de suelo". También el alcalde de Benidorm, Vicente Pérez Devesa: "Acepto que Benidorm es un lugar polémico, pero es lo que hemos querido que sea. No es consecuencia de la anarquía, sino de la previsión. Hemos apostado por un desarrollo vertical". Y, por último, el consejero de Obras Públicas y ex ingeniero jefe municipal de Benidorm, José Ramón García Antón, que expone que la ciudad "es mucho menos densa de lo que parece" y defiende el modelo seguido, porque ha visitado "ciudades nuevas con una planificación rígida, y han resultado estar muertas".

Los arquitectos aceptan a Benidorm tal y como es, y desde ahí plantean su futuro en propuestas como densificar la zona urbana, en una fórmula que cuanto más edificios concentra, más litoral libera para otros usos que permitan diversificar una economía centrada exclusivamente en el ocio. Más locuras: las cíclades baleares, un archipiélago de 100 islas artificiales temáticas que liberan la costa peninsular de la carga del turismo, al crear 7.000 kilómetros de costa adicional. O la Españaraña, 13 diques anclados al litoral de la península cada 250 kilómetros, con una longitud media de 150 kilómetros, dotados de hoteles y complejos de ocio.

¿Hay que tomarse en serio estas propuestas? El sociólogo José Miguel Iribas, que firma Benidorm, manual de uso, un artículo del libro, cree que no. Reconoce que quien lea el pasaje titulado El agujero negro puede molestarse. Cuenta que lo escribió Winy Maas, del MVRDV, cuando estaba agobiado por Benidorm. Ejemplo gráfico: "La ciudad parece atraer a una selección internacional de visitantes incultos. Una congregación de vulgaridad: comida vulgar, ropa vulgar y ocio vulgar. Todo en los límites de la ciudad. No hay vida más allá de sus fronteras. Benidorm es un planeta turístico en las afueras de la galaxia, rodeado tan solo por el espacio infinito, una pesadilla recurrente. España ha creado un monstruo y parece que le gusta".

Sin embargo, Iribas recuerda que la lectura queda incompleta si no se acude a otro artículo de Maas, Ciudad de salvación, escrito tras una reflexión a sangre fría. "Cada país tiene sus propios lugares de reunión. Te sientes como en casa lejos de casa. Comes la misma comida basura que sueles comer. Bebes la misma cerveza que bebes en tu país. Sólo hay una GRAN diferencia: aquí siempre brilla el sol (...) Benidorm es el refugio perfecto. En realidad, es una especie de crucero masivo (...) No hay razón para bajar a tierra antes de que se acaban las vacaciones y sea el momento de volver a casa, donde recordarás las magníficas vacaciones que has pasado en Benidorm".

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¿Tendrán incidencia estas reflexiones? Pérez Devesa está muy satisfecho de cómo se han hecho las cosas hasta ahora. "¿Qué debemos hacer? ¿Darnos golpes en el pecho por haber creado un modelo turístico exitoso?", se pregunta.

Tampoco Antonio Marí Mellado quiere intepretar esta catatarata de propuestas en sentido estricto: "En todas las áreas del conocimiento humano la teoría es diferente de la práctica. En este libro, que reconozco no haber leído, veo que se utiliza la provocación como medio para tomar conocimiento sobre determinados problemas".

Para el presidente del Colegio de Arquitectos de Alicante, tanto las soluciones como los planteamientos de los expertos holandeses son exagerados. Además, considera que ya es tarde para que la masificación de Benidorm consiga que el resto del territorio se mantenga virgen, porque esas áreas están ya afectadas por otras circunstancias.Lo cierto es que Benidorm concentra en el 1% del territorio del litoral mediterráneo el 40% del turismo nacional. Los urbanistas holandeses consideran que este factor obliga a diversificar el actual modelo mocultural (sol y playa) de la costa ibérica. En este sentido se enmarca otra de sus alocadas iniciativas: construir réplicas de edificios emblemáticos como la Sagrada Familia de Barcelona, museo Guggenheim de Bilbao, o las torres Kio que se inclinan sobre la plaza de Castilla en Madrid, como espejismos de una oferta cultural.

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