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VUELTA 20004ª ETAPA

El primer puerto para el Kelme

El equipo de Belda busca hoy su desagravio en el corto y duro final

Una rampa dura

La etapa de hoy, dominada por la ascensión a Xorret de Catí, estaba apuntada en el calendario de la Vuelta como el inicio oficial del trabajo para los escaladores. Así ha de ocurrir, pero multiplicado porque el Kelme está forzado a hacer horas extra. Los acontecimientos vividos ayer pueden influir a todo cuanto venga en adelante. Escartín, afectado en su amor propio y en la clasificación, lo tiene claro. Busca un desagravio, no sólo en contra de los equipos favorecidos por los abanicos, sino con su propio ego: "Esto supone una losa para la general. Ellos nos han hecho mucho daño en la general, así que nosotros atacaremos desde más de lejos en la montaña".Llega su terreno, la montaña. Su casa, Alicante. Y la respuesta del Kelme no se puede hacer esperar. Desde luego, las consecuencias de la etapa de Albacete no agradan al equipo de Vicente Belda, pero añaden a la Vuelta un ingrediente extra. Si el Kelme repite el espectáculo del Tour, hoy empezará la auténtica carrera.

El equipo tenía asumida una pérdida de tiempo lógica antes de la montaña, pero no los más de dos minutos que cede Heras, o los casi tres de Escartín, o los casi cinco de Sevilla. Ni tampoco contaba con el enfado de su director. Belda terminó la etapa encendido: "Y mira que íbamos avisados", se repetía. "No puede ser que en un grupo de 40 no haya ninguno de los nuestros. Muchas veces puede influir la falta de concentración, o que no somos especialistas en meter los codos. Pero además nos ha faltado lo que en argot llamamos cojones".

El Kelme, pese a todo, había llegado a esta etapa en condiciones idóneas. Con Heras tan fuerte como los especialistas en el llano y el mejor preparado de todos los escaladores puros; y con Escartín esperanzado en contradecir el declive que se le apreció en el Tour. Sólo Botero ha empezado en peor forma que sus compañeros. Cuatro días antes de arrancar la Vuelta, le afectó una gripe que ya ha empezado a remitir. "Ahora, por lo menos, ya duermo bien. En unos pocos días espero volver a ser el mismo de antes. Pero a estos primeros días no les tengo tanto miedo como a la última semana".

La etapa tiene un rango menor dentro de la dificultad que encierra la montaña en el recorrido de la Vuelta. Sin embargo, al tratarse de la primera, alberga ciertos peligros. Apenas hay cuatro kilómetros de subida, aunque con rampas que llegan al 18%. Un aperitivo corto del Angliru. La meta llega antes de otros tres kilómetros de descenso, así que el margen de tiempo para recuperar es mínimo. La etapa se ha preparado para un escalador, aunque en principio no apta para grandes diferencias. Así lo asume el propio líder. "Lo importante es empezar en cabeza y llegar bien colocado. El Kelme tratará de hacer la etapa dura. A mí", asume Alex Zülle, "me tocará defenderme". El maillot amarillo entra por primera vez en juego real, y todavía se mantienen las bonificaciones.Tampoco Igor González de Galdeano, el segundo clasificado de la anterior Vuelta a España, entra en la montaña con ideas ofensivas. Él prefiere esperar a la contrarreloj y a los Pirineos, que para eso le sirven de talismán (ganó la etapa de Arcalís el año pasado). "Yo me siento bien, en buenas condiciones, pero lo normal es que sean Escartín, Heras, Jiménez, Di Luca y demás quienes ataquen", anticipa el líder del Vitalicio.

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