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Sumar y multiplicar

El público que se suma y multiplica pasmosamente en este gran festival gratuito, organizado por un puñado de entidades públicas y privadas de Canarias, es el gran fenómeno de Son Latinos. A las siete de la tarde del sábado, la gente empezaba a llegar en pequeños grupos de cuatro a seis personas con un promedio de una nevera por cada uno de estos núcleos. Algunos, incluso, hasta llegaron a llevar un carro de supermercado lleno de litronas que cargaron como porteadores hasta las primeras posiciones, frente al escenario.

Había gente de toda la isla, muchos turistas alemanes e italianos, un buen número de cubanos (hay cerca de 12.000 en Tenerife), colombianos (con bandera) y de otros países latinoamericanos; gente de todas las edades, desde bebés en sus cochecitos hasta abuelos, pero sobre todo muchísimos jóvenes con ganas de marcha. Para ellos esta noche en vela, con el mar al lado y música en directo, era una situación realmente paradisíaca.

Más información
Unas 200.000 personas bailan en Tenerife al ritmo del Festival Son Latinos

Para llegar a componer un cuadro aproximado del acontecimiento quizá convenga atenerse a las cifras. Pudimos contar unas 73.563 chicas en biquini, 68.421 jóvenes en bañador, 118.742 ombligos expuestos, unos 122.689 piercings (contando los de los pendientes normales), 56.890 tatuajes visibles y unas 8.000 botellas que quedaron (peligrosamente) vacías en la arena. A las seis de la mañana, entre la multitud despierta quedarían unos 645 cuerpos dormidos en la arena, en posición fetal. El servicio de limpieza municial dejó la amplia explanada totalmente limpia en pocas horas, para que pudiera ser utilizada por los bañistas.

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