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La Fundación Serra presenta en Pamplona una selección de las cerámicas creadas por Picasso

El genio de Pablo Picasso no se detuvo en géneros y de la misma forma que revolucionó la pintura contemporánea, hizo también incursiones en la escultura y la cerámica. Una muestra relevante de esta última actividad, la más desconocida del artista malagueño, se expone a partir de hoy en el Museo de Navarra. Es una selección de sesenta piezas diversas perteneciente a la colección de la Fundación de Arte Serra, de Palma de Mallorca. La impronta de Picasso se proyecta no sólo en la decoración pictórica de los objetos, sino en el modelado escultórico de las piezas.

Influencia griega

La absoluta versatilidad de Pablo Picasso para la creación plástica le convirtió en un relevante ceramista, autor de más de 6.000 piezas conocidas que durante décadas no tuvieron el reconocimiento absoluto del que gozan hoy en día. El Museo de Navarra (Cuesta de Santo Domingo s/n) inauguró ayer una exposición que reúne sesenta de esas piezas cerámicas, seleccionadas de entre los fondos de la prestigiosa colección de la Fundación de Arte Serra, de Palma de Mallorca, y que puede ser visitada hasta el 20 de agosto. El presidente de la fundación malloquina, Pere A. Serra, recordó ayer en la capital navarra el anecdótico modo en que adquirió la primera obra de Picasso a una acaudalada norteamericana que no deseaba regresar a los Estados Unidos con semejante bulto, y la vertiginosa forma en que se ha valorado en los últimos tiempos lo que hasta hace pocos años era considerado un ejercicio menor dentro del conjunto de su obra.

La comisaria de la muestra, Dolores Durán, ha seleccionado platos, fuentes, jarras, vasos, vasijas, ceniceros y azulejos que incluyen las temáticas predilectas del artista malagueño: animales, mujeres, escenas mitológicas y referencias a la tauromaquia, además de abarcar todas las formas en que el artista se relacionó con la cerámica.

No faltan en la exposición obras principales como Jarrón con grandes rayas de dulce, Pájaro en gran corrida; Jarra con jarrón o el jarro titulado Búho de madera, además de presentar la serie completa de la Corrida de las manchas, ocho platos que muestran diferentes escenas de una corrida de toros.

Aunque la relación de Picasso con la cerámica se remonta a principios del siglo XX, tanto Pere A. Serra como Dolores Durán destacaron que fue el año 1946 el que marcó definitivamente ese interés por la creación en arcilla, tras visitar una exposición de artesanía de los alfareros del pueblo de Vallauris, en la Provenza, mientras se encontraba de vacaciones en la localidad de Golfe Juan. Picasso entró en contacto con el Atelier Madoura, propiedad de Alain y Suzanne Ramié, y dio rienda suelta a una imparable labor que mantuvo prácticamente hasta su muerte, en 1973, creando en su propio taller desde 1949.

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La selección permite ver ejemplos de los primeros trabajos del año 1947, así como productos vinculados a su interés por la cerámica clásica antigua: tanagras y platos, o ánforas decoradas con motivos mitológicos y vasos inspirados en la cerámica griega roja de figuras negras.El artista pasó de decorar superficies planas a modificar piezas surgidas del taller Madoura trabajando en tres dimensiones. Picasso convirtió también figuras cerámicas en recipientes zoomórficos mediante el sólo empleo de la pintura.

Aunque otros artistas como Matisse, Chagall o Arp se habían interesado antes que él en la cerámica, Picasso no lo hizo de forma ocasional, sino sumergiéndose de lleno en una técnica que hasta entonces había sido considerada puro menage doméstico. El genio picassiano, desde el modelado de la arcilla hasta su decoración, transformó el proceso en un nuevo género artístico.

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