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Fidel Castro saca beneficios políticos internos del 'caso Elián'

Hay quienes piensan que el principal beneficio político que ha dejado el caso Elián a Fidel Castro es interno. Los que defienden esta tesis dicen que estos siete meses de "batalla revolucionaria" por la vuelta del niño han permitido a las autoridades comunistas movilizar a la población. Otros analistas destacan como resultado más relevante el efecto positivo que ha tenido sobre las relaciones cubano-estadounidenses. El embargo de EEUU a la isla se ha agrietado. En este sentido es innegable que el caso Elián llegó en el momento oportuno: cada vez es mayor la presión dentro de EE UU para que la Administración levante o flexibilice el embargo, y eso se puede comprobar hasta en las calles de La Habana. En bares como Floridita o la Bodeguita de Enmedio uno se encuentra cada día más gente bebiendo daiquiris que habla inglés.

Según John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial EE UU-Cuba, que se dedica a proporcionar información a empresarios, el año pasado visitaron la isla 160.000 norteamericanos o residentes en EEUU. De ellos, 28.000, un 20% más que en 1998, viajaron a Cuba sin autorización, es decir, violando el embargo. Hasta un ex espía de la CIA, Philip Agee, ha montado una agencia turística en la isla para promover los viajes ilegales de sus compatriotas. Su nombre es Cubalinda.com.

Es un hecho notorio que las visitas de empresarios y políticos norteamericanos se han incrementado en los últimos tiempos. Si son ciertas las cifras de Kavulich, el año pasado, 2.800 norteamericanos viajaron a La Habana por negocios, y la cifra podría llegar a 3.400 este año.

Beneplácito de La Habana

Hace poco visitó la isla una representación de la Cámara de Comercio de EE UU. La delegación se entrevistó con funcionarios del Gobierno y, antes de volver a Washington, el vicepresidente de la Cámara, Craig Johnstone, dijo que después de presionar por la normalización del comercio con China, ahora la prioridad número uno de su institución será luchar por que se flexibilice o se elimine el embargo.

El Gobierno cubano ve con beneplácito y alienta estas visitas, al igual que las iniciativas legislativas en EE UU para promover la flexibilización del embargo, pero las considera simbólicas e inútiles "mientras no se elimine el bloqueo". En un comunicado oficial difundido el miércoles con motivo del regreso de Elián, las autoridades aseguran que la medida aprobada un día antes, "lejos de suavizar el bloqueo, tal vez lo endurezca".

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Hay pesimismo, pero no es total. El propio Fidel Castro ha reconocido que, contribuyan o no a la normalización de las relaciones económicas entre Cuba y EE UU, estas iniciativas legislativas, la presión de grupos de empresarios y políticos norteamericanos o el debate interno que el caso Elián ha abierto en EE UU, se esta produciendo "un cambio de escenario".

Según el mandatario cubano, son los propios empresarios estadounidenses los que más desean que terminen las sanciones para abrirse nuevos mercados, y por ello, a la larga el embargo caerá.

En EE UU dicen que no. Que mientras no haya elecciones libres y economía de mercado -es decir, mientras no se vaya Castro- no habrá un cambio de política. El fin del embargo supondría un golpe contaminador definitivo para el Gobierno cubano, afirman sus detractores. Investigadores y sociólogos cubanos estudian desde hace años qué ocurriría si de pronto Washington terminara con su largo asedio.

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