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Reportaje:LA RENOVACIÓN DEL PSOE | LA RENOVACIÓN DEL PSOE

Los candidatos se desmarcan de la Tercera Vía y piden límites a la política de liberalización

Los cuatro condicionan un acuerdo con el PNV al respeto al Estatuto de Gernika

Los candidatos del PSOE rechazan, con mayor o menor contundencia, la llamada Tercera Vía del británico Tony Blair, esa concepción pragmática del socialismo que difumina las fronteras entre los valores tradicionales de la izquierda y la ideología conservadora, y apoyan abiertamente una política solidaria y de igualdad, donde la justicia social prevalece sobre la rentabilidad de los mercados. Los aspirantes a liderar a los socialistas coinciden también al acusar al PP de favorecer a los poderosos en detrimento de los débiles.

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Los candidatos del PSOE rechazan, con mayor o menor contundencia, la llamada Tercera Vía del británico Tony Blair, esa concepción pragmática del socialismo que difumina las fronteras entre los valores tradicionales de la izquierda y la ideología conservadora, y apoyan abiertamente una política solidaria y de igualdad, donde la justicia social prevalece sobre la rentabilidad de los mercados. Los aspirantes a liderar a los socialistas coinciden también al acusar al PP de favorecer a los poderosos en detrimento de los débiles. Sin embargo, discrepan en otros aspectos, como las últimas medidas liberalizadoras del Gobierno o la Europa de dos velocidades. Lo que sigue es un resumen de sus aportaciones. - 1. El debate ideológico. "¿Es la Tercera Vía un referente para usted?", inquiere la parte fundamental de la pregunta referida a este apartado. Ningún candidato asume como propia la línea revisionista de Tony Blair. Rodríguez Zapatero, el más benévolo, la valora sólo como "una aportación más" a un debate al que "el PSOE debe contribuir con propuestas innovadoras". Más claramente, Matilde Fernández se encuadra en la línea izquierdista de los socialistas franceses y sostiene que "la mayoría de los militantes del PSOE" persiguen la formación de "mayorías sociales de progreso" frente al proyecto laborista de "configurar mayorías electorales mediante la adaptación pragmática de los principios". También Rosa Díez cita al primer ministro socialista francés, Lionel Jospin, para recordar que "vivimos en una economía de mercado, pero no queremos una sociedad de mercado" y afirma que los socialistas españoles fueron pioneros en temas clave como las privatizaciones o el adelgazamiento del Estado, sin haber perdido por ello de vista la necesidad de proteger los derechos individuales y sociales. José Bono, el más rotundo, afirma: "La solidaridad y la cohesión social no sólo no impiden las libertades individuales, sino que las posibilitan". "Es difícil fijar en la terminología de la economía política clásica las políticas socialistas de hoy", añade el presidente de Castilla-La Mancha, quien aporta "dos ejemplos de signo diverso" sobre cómo se puede ser hoy progresista: "Lo es defender la transparencia del mercado para que los pequeños accionistas puedan defenderse de los núcleos duros de los grandes conglomerados empresariales. Pero también considero progresista que el Estado obtenga fuertes sumas de dinero por la concesión de las licencias de telefonía. El PP no ha hecho ni lo uno ni lo otro. La Tercera Vía como referente me parece una nebulosa. Por eso prefiero hablar de concreciones en vez de adjetivaciones". "A veces", continúa este candidato, "tenemos la tentación de contestar a los ciudadanos con grandes titulares o manifiestos grandilocuentes, en vez de pronunciarnos con respuestas precisas. En este sentido, prefiero la política como la mejor vía para solucionar los problemas, es decir, la política de las cosas concretas, antes que las terceras vías. Sin concreción, la política es una vía muerta".

- 2. Las prioridades de la oposición. La segunda pregunta plantea: "¿Cuáles son sus prioridades como líder de la oposición? Concrete los aspectos más negativos del actual Gobierno". Hay unanimidad en las críticas hacia el Ejecutivo. "Débil con los poderosos y poderoso con los débiles", denuncia Díez. "Con el Gobierno del PP, los poderosos son cada vez más poderosos, mientras los sectores de la población más desfavorecidos crecen y se empobrecen", coincide Matilde Fernández. Rodríguez Zapatero critica, con lenguaje más moderado, "una política económica que no distribuye la riqueza y que carece de iniciativas para avanzar en la sociedad del bienestar, junto con un vacío clamoroso en los valores cívicos y éticos". Bono, de nuevo rotundo, opina: "La España de las autonomías va peor desde que gobierna en PP. Han estado en permanente zig zag en función de intereses electorales. Ahora sacan del baúl el nacionalismo español para contraponerlo al resto de partidos. Yo hablo cada día más de España, pero nuestra España es la de la Constitución del 78; no el Estado español de los cincuenta".

También acusa al Gobierno por su política antiterrorista: "Han logrado que cuando ETA está más débil el problema vasco esté peor que nunca", y en cuanto a la economía, afirma: "En lo que se refiere al ciclo económico mundial, vamos bien, pero en lo que depende de las políticas del PP vamos hacia atrás, como los cangrejos. Creo, no obstante, que el Gobierno ha fabricado un globo de realidad virtual y vive de sus rentas de marketing". "El PP", concluye, "representa la España de las oportunidades, pero no la España de la igualdad de oportunidades".

En cuanto a las prioridades, Díez se remite a los 10 puntos que presentará al próximo Congreso, y que incluyen desde "el fin del terrorismo" hasta la asimilación legal de la inmigración o el reparto igualitario de responsabilidades entre hombres y mujeres. También aboga por "un Estado de bienestar financieramente sostenible" en una "sociedad emprendedora, en la que se reconozca el papel social de los empresarios, impulsando la creatividad de los emprendedores y defendiendo mediante verdaderas políticas de competencia la posición de los ciudadanos frente a los abusos de los poderes económicos". La candidata Fernández insiste en "la necesidad de desarrollar una fuerte oposición a las políticas insolidarias de la derecha", mediante proyectos como "la renta mínima de subsistencia", "los servicios específicos para las minorías" o "los servicios sociales para personas mayores"; Zapatero habla genéricamente de "abrir un nuevo proceso de cambio social y reformas democráticas que se visualice en el Parlamento y en la calle" y Jose Bono recuerda la necesidad de "trabajar en positivo para igualar las oportunidades y desinflar el globo del PP".

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- 3. El País Vasco. Ningún candidato se compromete claramente frente a la pregunta de si "¿apoyaría una coalición de partidos constitucionalistas, o considera preferible un pacto con el PNV?". Rodríguez Zapatero resulta el más evasivo: "La prioridad en el País Vasco es recomponer la unidad de los demócratas para defender la libertad y la paz. Todas las fórmulas de gobierno posibles deben condicionarse a la consecución de esos objetivos", responde. Díez, que expresa el deseo de que "el nacionalismo democrático vuelva a sus posiciones previas al Pacto de Lizarra", afirma que "es irrenunciable que el próximo Gobierno sea constitucionalista, y tenemos que aceptar con normalidad democrática que cualquier partido, incluido el PNV, pueda estar en el Gobierno o en la oposición". Bono es concreto: "La pelota está ahora en el tejado del PNV. Si rompe con Estella, PP y PSOE deberíamos facilitar la gobernabilidad de Euskadi. En caso contrario, tendríamos que plantearnos otras posibilidades. Es criticable que el PNV no haya tenido la gallardía suficiente para soltarse de la mano de los socios políticos de ETA, pero ello no justifica el hostigamiento que el PP hace al PNV con cierto tufo electoral". Fernández sostiene que "el objetivo fundamental a lograr en el País Vasco" es que "tanto los nacionalistas como los no nacionalistas" trabajen por la paz, y declara que "no se puede marginar al PNV".

- 4. Las medidas liberalizadoras del Gobierno. Matilde Fernández es la única que rechaza de plano las medidas, al considerar "un despropósito" la pretensión de que se puedan "resolver los problemas generados por la falta de regulación en determinados sectores del mercado con más desregulación aún". Para el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, "han significado un mayor éxito para algunos empresarios afines al Gobierno que para los ciudadanos en general", en tanto que para el candidato de Nueva Vía "muchas llegan tarde y otras resultan insuficientes". En esta línea se inscribe Rosa Díez, quien afirma: "Lo que se puede decir, piadosamente, es que van en buena dirección. Aunque son más propagandísticas que reales", mientras denuncia: "El Gobierno no ha negociado con los consumidores, ni con las pequeñas empresas, ni con el pequeño comercio". Esta ausencia de diálogo muestra, según Bono, "el escaso espíritu de consenso del PP para acometer estas reformas".

La unanimidad reaparece entre los candidatos en la crítica ante la acción del Gobierno. Bono y Matilde Fernández apuestan por no descuidar ni un solo día la crítica al Gobierno ante su política de desigualdades sociales. "El PSOE debiera desarrollar una fuerte oposición a las políticas insolidarias de la derecha, en estrecha colaboración con el resto de las fuerzas de izquierda, con los sindicatos y los movimientos sociales con los que compartimos valores y objetivos comunes". El candidato Bono propone: "Cada motivo de desigualdad ha de ser un motivo de oposición". Rosa Díez pone ejemplos de la "exclusión social" que practica el Gobierno: "Véase como muestra su política fiscal, su regresiva política en materia de protección social y el escándalo de la Ley de Extranjería. Empeñado en una propaganda extenuante, asentada en el control de los medios de comunicación social".

- 5. Unión Europea. En este apartado sí se perciben diferencias entre los candidatos. Dos de ellos, José Luis Rodríguez Zapatero y José Bono, se declaran partidarios de una Europa a dos velocidades, si bien Bono con múltiples matices. "La Unión Europea actual puede y debe avanzar hacia ese horizonte federal (...) La velocidad de integración no debe estar subordinada a quienes avanzan menos", sostiene el dirigente de Nueva Vía. José Bono señala: "No descarto un núcleo de países, entre los que se tiene que situar España, que se convierta en el acelerador de los procesos de construcción que generen sinergias que faciliten a todos la posibilidad de avanzar en el desarrollo de políticas comunes. Con esta afirmación no justifico la Europa de las dos velocidades. La velocidad ha de ser una, pero rápida. Lo que quiero decir es que hay que mejorar los procesos de decisión, hay que avanzar y, por ello, evitar que la participación de todos los países en la toma de decisiones pueda suponer retrasos o entorpecer la integración".

Más explícita se muestra Matilde Fernández, ya que afirma que las metas "deben desarrollarse a ritmos asumibles por las ciudadanías del conjunto de los países". No entra, en cambio, en el debate federalista, pues se limita a afirmar sus preferencias por una "Europa social y Europa de los derechos" frente a los que defienden una unión de contenido preferentemente económico. También Rosa Díez se opone "rotundamente" al sistema de "cooperación reforzada" entre los países más dotados que hoy se identifica con la Europa a dos velocidades, aunque no descarta algún tipo de mecanismo que permita avanzar más en la integración europea a los países que lo deseen, si se comprueba "que no todos están dispuestos a seguir" el mismo camino. Es decir, un mecanismo que no margine a los menos capaces.

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