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Acusado de matar a su novia de un golpe en la cabeza con un jarrón

Un hombre ha sido detenido por matar a su compañera sentimental de un golpe en la cabeza con un jarrón, en el curso de una discusión, según informó ayer un portavoz de la Jefatura Superior de Policía. Miriam Esperanza Prado Arévalo, ecuatoriana de 33 años, quería abandonar a su compañero sentimental, Suhaib Jeisa, iraquí de 29 años, porque la maltrataba, según afirmó el cuñado de la fallecida.

Suhaib, vendedor de coches de lujo importados, y Miriam, ama de casa, se conocieron hace cuatro años. Durante los dos últimos, convivían en un modesto piso de la calle de Nicomedes, 27 (distrito de Usera). Tenían una hija de tres años, Jasmine.La relación se había deteriorado desde hacía meses. Suhaib sometía a su compañera a un maltrato psicológico constante y, en algún caso, llegó a golpearle, según explicó ayer Carlos, cuñado de la víctima. En la madrugada del lunes, Miriam y Suhaib discutieron. Ella quería abandonarle y rehacer su vida por separado. Suhaib no soportó la idea de la separación y zanjó la discusión de un fatídico golpe. Agarró un jarrón de la vivienda y se lo rompió en la cabeza.

Míriam sufrió un traumatismo craneoencefálico con hemorragia cerebral y tenía, además, un fuerte golpe en la mandíbula. El presunto agresor la trasladó a las tres de la madrugada al hospital Doce de Octubre. Al ingresarla dijo que tenía un fuerte dolor de cabeza porque se había golpeado al sufrir una caída accidental. La mujer ingresó en coma, con encefalograma plano. Falleció 20 horas después.

Una llamada anónima alertó a la policía de la agresión, pero no facilitó datos del lugar. Los agentes lograron averiguar dónde sucedió y se personaron de inmediato en la vivienda. Eran las 4.50 del lunes. Suhaib abrió la puerta a los agentes con una mano vendada. La venda y su camisa estaban manchadas de sangre. Suhaib les dijo a los agentes que se había causado los cortes en la mano al pegarle un puñetazo a un jarrón en un momento de nerviosismo.

Los agentes del Grupo de Homicidios de la Brigada de la Policía Judicial trasladaron al sospechoso a la comisaría de Usera-Villaverde y le detuvieron. Allí comprobaron que la víctima no había denunciado a su compañero por agresiones y que Suhaib carecía de antecedentes. El detenido se negó a declarar.

Los agentes regresaron al domicilio de la pareja, donde supuestamente se cometió la agresión, pero se encontró con que los familiares del detenido lo habían recogido. Aun así, los investigadores hallaron restos de sangre en las paredes del salón y en algunos muebles. Además, localizaron un trozo de un jarrón transparente, con restos de sangre, en el cubo de la basura. El detenido pasará hoy a disposición judicial.

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La relación entre la pareja estaba muy deteriorada, según un cuñado de la fallecida. "Le agredía con frecuencia. Ella le quiso, pero ya no aguantaba más y deseaba dejarle", añadió. Suhaib trabaja en un taller de venta de coches de lujo de la calle de Antonio Leyva.

La muerte de Miriam es la sexta de una mujer, en lo que va de año, a manos de su compañero sentimental. El anterior fue el crimen del Hipercor, que sucedió el 31 de mayo y en el que Ubaldo Luis de la Iglesia Fontecha, de 43 años, subteniente del Ejército de baja por problemas psicológicos, mató a hachazos a su compañera sentimental, Concepción Escalona, de 32 años, en presencia de una hija.

Licenciada en Filosofía

Miriam se licenció en Filosofía en la Universidad de Quito (Ecuador). Emigró a Madrid en busca de "una vida mejor", según explicaron ayer sus familiares. Toda su ilusión era ponerse a trabajar para poder financiar el viaje a España de los familiares que dejó atrás. Seis de sus ocho hermanos viven en Madrid. En Ecuador siguen otros dos hermanos y sus padres.Su madre la vino a visitar en diciembre. Se trajo a Sara, una niña de seis años, a la que había adoptado porque había sido abandonada en las calles de Quito.

Miriam se quedó con la pequeña. La escolarizó en un colegio público de Usera. "Trataba de darle una educación mejor", explicó ayer un familiar de víctima. Miriam quería traerse a su madre a España e irse a vivir con ella y con su hija, Jasmine, de tres años.

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