Graham grita antes de morir en Tejas que su ejecución es "un linchamiento"
La presencia en el exterior de la prisión tejana de Huntsville de una veintena de extremistas del Ku-Klux-Klan, con sus ropajes rituales, acentuó en la madrugada de ayer la impresión de que la ejecución de Gary Graham fue un linchamiento. Ésa fue la definición de su destino que dio el propio Graham, para el que no tuvieron piedad ni el gobernador de Tejas, George Bush, ni el Tribunal Supremo de EEUU. Esposado, atado a una camilla con cintas de velcro y esperando la inyección letal, Graham miró a los familiares de su supuesta víctima y dijo: "Esto es un linchamiento. Yo no maté a Bobby Lambert".