No queremos que nuestros niños se vayan
He nacido y vivo en un pueblo pequeño, Zahínos, tiene 3.100 habitantes y una población escolar de aproximadamente 429 niños, con una natalidad en alza. Soy madre de un niño de quinto de educación primaria. Hasta ahora, en el colegio público de mi pueblo se imparten clases de primero y segundo de ESO. Pero, para el próximo curso, los niños que comiencen la enseñanza secundaria obligatoria se tendrán que desplazar en autobús a un pueblo cercano para poder seguir recibiendo dicha enseñanza obligatoria.Cuando lo pienso un poco, mi hijo, en el próximo septiembre de 2001, también tendrá que desplazarse a dicho instituto, corriendo cada día el riesgo del trayecto por carretera. Yo no podré vigilarlo cuando tenga horas libres, no podré entrevistarme con facilidad con sus tutores y no podré seguir como me gustaría su asistencia, o no, a clase, ni conocer sus amistades, etcétera.
Yo sé lo que es esto, yo también tuve que estudiar fuera, y me considero afortunada porque pude volver a trabajar por la infancia y la juventud de mi pueblo. Pero volví desarraigada, me obligaron a estar muchos años fuera.
Siempre pensé que fue cosa de mi tiempo y que cambiaríamos, pero no, no fue así. No sólo no hemos cambiado, sino que ahora es peor; mi hijo tendrá que salir antes y este pueblo se quedará antes sin la alegría de los niños. Creo que es muy grave, e igual que yo, todas las madres y padres de mi pueblo están preocupados.
Por eso, me gustaría que el consejero de Educación o las personas encargadas de la distribución de centros lo tengan en cuenta y piensen en estos pueblos pequeños. Necesitamos un instituto en nuestro pueblo, porque todos me dicen que nuestros hijos ganarán en calidad de enseñanza, ¿Por qué no lo podemos tener aquí igual? La ley nos lo garantiza.- .
