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La superficie citrícola crece en España a un ritmo de 10.000 hectáreas por año

María Fabra

Los datos cantan. El notable aumento de la superficie de cultivo de cítricos y el boom de las nuevas variedades han arruinado esta campaña, una de las peores de los últimos 30 años, según el sector. El área citrícola valenciana creció unas 13.000 hectáreas entre 1990 y 1998. Sin embargo, el crecimiento registrado en los dos últimos años indica un aumento de 10.000 hectáreas por año. Los partidos de la oposición achacan este desproporcionado aumento a la entrada de dinero negro en el sector. Esta campaña se calcula que un millón de toneladas de cítricos se quedará en el árbol.

La superproducción ha arruinado la campaña citrícola. Un exceso originado por la cada vez más acelerada transformación de terrenos en nuevas plantaciones de cítricos y por la falta de planificación en la reconversión varietal. La situación es caótica hasta el punto de que el aforo elaborado para la campaña de 1999/2000 ha quedado desfasado. Las organizaciones de productores, alarmadas por la caída de los precios, insisten en que el sector exige una reconversión, con la elaboración de un censo de variedades y un registro actualizado de explotaciones citrícolas. Según el inventario de explotaciones oficial, la superficie citrícola valenciana creció de 1990 a 1998 en más de 13.000 hectáreas. El aumento registrado en los dos últimos años hace polvo las estadísticas anteriores. El portavoz de la Unió de Llauradors de Castellón, Vicent Goterris, asegura que cada año se plantan 10.000 nuevas hectáreas de cítricos en España, de las que buena parte pertenecen a la Comunidad, aunque Andalucía, Murcia y Cataluña -las otras zonas productoras- también han contribuido a desbordar las previsiones.

La rentabilidad de las mandarinas en los mercados europeos ha originado una reconversión brutal. Las hectáreas de naranjas han descendido cerca del 10% desde 1990, mientras las de mandarinas han aumentado su extensión más del 44%.

Los datos de producción son aún más significativos. La producción de la variedad Navel (naranja) ha pasado de las 436.000 toneladas de 1994 a las 195.000 del pasado año, con un descenso del 44%. En la familia de las mandarinas, la variedad Clemenules ha pasado de las 700.000 toneladas a las 475.000 del año pasado, con un descenso del 33%.

En contraste con el declive de algunas variedades, otras se han disparado. Es el caso de la mandarina Fortuna, de la que en 1994 se recolectaron 34.770 toneladas y el pasado año, 160.000, con un crecimiento del 230%.

Según Goterris, en esta campaña han sobrado variedades caras. "No existe planificación y no debemos tener tanta prisa y plantar en función de la demanda".

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La directora de Intercitrus, Anabel Siguan, reconoce que éste es un sector que funciona a ciclos. Para Intercitrus, los cítricos han sufrido un "efecto dominó" ya que, según explica, ha habido variedades que han acaparado demasiada cuota de mercado, que debería haberse cubierto con otro tipo de variedades. "La elevada producción ha complicado más el panorama", añade Siguan. Se calcula que este año se quedarán en el árbol cerca de un millón de toneladas de cítricos.

Aunque son muchos los que lo piensan, no todos se atreven a decirlo públicamente. El diputado del PSPV-Progressistes Francesc Colomer es uno de esos pocos. "Las conversiones que se realizan no son de profesionales de la agricultura sino que se utilizan para el blanqueo de dinero", dijo Colomer. Existen dos tipos de nuevas variedades, las extratempranas y las tardías. Las primeras, según Goterris, se plantan en tierras de transformación, en las faldas de la montaña, mientras que las segundas son producto, en su mayor parte, de injertos o del doblado de los huertos.

Colomer considera que es el primer tipo se utiliza para fines "oscuros" por lo que presentará una proposición al Parlamento valenciano para que se "pongan en cuarentena" las nuevas conversiones y se establezca una moratoria para nuevas grandes explotaciones. El diputado del PSPV-Progressistes mantiene que esta medida no afectará a los agricultores porque no son ellos los que cultivan en las faldas de las montañas. Esta conversión es posible, según el también diputado Daniel Gozalbo, "por culpa" del PP que en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de 1999 cambió la Ley Forestal que obligaba a declarar como forestales los terrenos abandonados por un periodo superior a los 10 años y que estuvieran situados junto a otros terrenos forestales.

Tanto para Colomer como para Gozalbo esta conversión de terrenos de secano en regadío conlleva además un "derroche" de agua en un tiempo en el que se está registrando una superproducción. También los parlamentarios de Esquerra Unida Dolors Pérez y Ramón Cardona han presentado una pregunta a la consejera de Agricultura en referencia a este tema. Cardona cuestiona el mayor consumo, mientras Pérez insta a la regulación del sector ante el surgimiento de nuevas hectáreas de naranjos, sobre todo, situadas en las faldas de las montañas castellonenses que, siendo de secano, han pasado a ser de regadío.

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