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Entrevista:JOSÉ LUIS DE VILALLONGAESCRITOR

"La nobleza española se ha portado muy mal con la monarquía"

Fiel a su imagen de aristócrata vividor, José Luis de Vilallonga (Madrid, 1920) habla con distancia de su última obra La cruda y tierna verdad. Memorias no autorizadas, en las que recoge la primera parte de su biografía, mientras acaricia la empuñadura de su bastón. Autor de 24 libros, tres obras de teatro, guiones de cine y televisión y actor en 77 películas, Vilallonga, marqués de Castellvell, asegura que el recorrido por sus vivencias personales desde la adolescencia hasta su salida de España en la posguerra no ha tratado de ajustar cuentas con los personajes que aparecen retratados. Pregunta. ¿Cuánto le debe su libro de memorias a los recuerdos y cuánto a la capacidad de recrearlos de forma literaria?

Respuesta. A la memoria le debe mucho; al archivo, mucho. Pero para mí lo más importante es la forma. Es un aspecto del libro del que no se habla, pero lo literario es lo que más me importa porque pretendo hacer una obra bien escrita, que a la gente le interese por la facilidad con la que se puede leer. Escribir sencillo es lo que más cuesta. Y eso es trabajo, trabajo y trabajo, y hay muy poca gente que trabaja de verdad.

P. ¿Por qué ha esperado a llegar a los 80 para escribir estas memorias de la primera parte de su vida?

R. Hombre, yo creo que cuanto más tarde, mejor. Primero porque se escribe con otro talante. A veces estás tentado de cargarte a alguien, y es muy fácil, basta con una palabra bien escogida. Pero llega un momento en el que no te interesa cargarte a nadie; muy poca gente se merece el esfuerzo terrible de una venganza.

P. ¿Por piedad?

R. No. Sabes lo que vale la pena y lo que no. No pretendo un ajuste de cuentas, bastante es ya decir como fueron las cosas de verdad. Entre los 15 y los 16 años vi desfilar por mi casa al general Mola, al general Queipo y otra gente que estaba montando el derrocamiento de la República. Eran de una gran mediocridad.

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P. ¿Qué opina de quienes se atreven a escribir libros de memorias con 30 años?

R. (Risas) Hace 10 años que pienso en este libro y a veces me he dicho "no, no espera un poco más". Cuando quieres juzgar un periodo de tu vida tienes que esperar para poder comparar.

P. Usted que ha sido biógrafo del Rey, ¿cree que queda mucho por saber de su persona?

R. Sí, claro. Con don Juan Carlos hablé de muchas cosas, pero no he tocado el personaje íntimo porque no me correspondía, ni era el propósito. Me quede estupefacto cuando le propuse el libro y dijo que sí.

P. ¿Por qué?

R. Ese libro me lo pidió mi editor francés y yo le dije "pierde toda esperanza porque el Rey nunca va a hacer un libro mientras sea rey". Al poco tiempo de empezar a trabajar me di cuenta que don Juan Carlos quería dejar en claro las relaciones con su padre. Se ha dicho de todo y él tenía por su padre veneración.

P. Le atribuyen ser uno de los promotores de los cambios en la organización de la nobleza española.

R. No, lo que pasa es que hace unos dos años el duque de Maura [el diplomático Ramiro Pérez-Maura] me dijo que deberíamos tratar de que la cosa cambie porque nos estábamos fosilizando. Y unos cuantos firmamos un papel pidiendo que se sustituyera al presidente de la Diputación de la Grandeza [Íñigo de Arteaga] por una persona más en contacto con la vida real. Pero a mí nunca me ha interesado el asunto; tengo bastante mala opinión sobre la nobleza española, que desde hace generaciones se ha portado muy mal con la monarquía. A don Alfonso XIII le dejaron tirado, a don Juan le llamaban majestad pero se iban al Pardo con gran facilidad. No significamos nada; hemos perdido el poder político, el poder financiero y hasta parte del prestigio. La nobleza se ha convertido en un club de gente que se considera selecta. Me parece absurdo que un señor lleve un título que ganó otro en el siglo XV. A mí me parece muy bien lo que hacen los ingleses: hacen sir cada año a una serie de gente que ha destacado en cualquier rama de actividad. Se muere el sir y el hijo es mister no sé cuantos.

P. ¿Y para qué puede servir ese contacto con la vida real?

R. Para ellos. En Madrid, ese club selecto se reúne en Puerta de Hierro, y yo a eso le llamo Mongolia interior. No tengo mucho trato, me aburren mucho. No pintan nada. Hay gente estupenda, encantadora, muy bien educada, pero ahí se para todo.

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