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Nueva cosecha de medallas David Canal, plata en 400; Manuel Martínez, en peso, y Marta Domínguez, en 3.000, bronce

El atletismo español salvó un nuevo expediente con otra cosecha de medallas. La cita no era tan importante, los Europeos de pista cubierta de Gante, mal organizados y con muchas bajas en un año olímpico, pero los españoles volvieron a subir al podio. Esta vez, además, con mayor variedad. Aunque el mediofondo se llevó de nuevo la mayor parte, el 50%, con el oro el sábado de José Antonio Redolat en los 1.500 metros, y el bronce ayer de Marta Domínguez en los 3.000, se incorporaron al medallero dos de las figuras que hasta ahora sólo habían rozado los podios en pruebas bien diferentes: David Canal fue plata en los 400 y Manuel Martínez bronce en el lanzamiento de peso. España acabó así novena en el medallero de 25 países.Canal tuvo más mérito por la forma que corrió. Los rivales no fueron de relumbrón y buena prueba de ello fue que el astuto y desconocido búlgaro Tsevontov se escapó de todos, incluidos los codazos en la salida a la calle libre tras la primera vuelta. El español, al revés de otras ocasiones, se mostró cauto al principio, sólo 5º al unirse el grupo de los seis finalistas, y no le preocupó el rapidísimo paso del británico Caines por los 200 (21.67) y que luego pagaría hasta acabar último. Canal pasó por la cuerda a dos rivales, se colocó tercero y luego segundo (46.85). Lo del búlgaro (46.63) fue una sorpresa, ante el francés Raouil (47.28), el alemán Figura (47.53) o el suizo Rohr (47.98), que tenía la mejor marca del año por debajo de 46 segundos. La carrera de Canal merecía el oro, pero en todo caso anuncia su progreso y la aspiración a nuevas metas.

Por un bolígrafo

Manolo Martínez también tuvo su premio después de la tonta lesión de rodilla que se produjo jugando al baloncesto y que le impidió estar en los Mundiales de Sevilla. Es la primera medalla, además, de los raquíticos lanzamientos españoles en toda su historia. Estaba claro que el podio estaba por encima de los 20 metros, y no le bastaban los 20.02 que lanzó en el tercer tiro, pero sí los 20,38 del cuarto, 15 centímetros más que el checo Menc. Esta vez fue el tamaño de un bolígrafo, de una pluma, lo que permitió al español ganar la medalla. Por delante, inalcanzable, el ucranio Bagach, el único que pasó de 21 metros (21,18) y el finlandés Aaltonen (20,62), que tomó el relevo de su compatriota Halvari, mejor marca del año con más de 22 metros, pero que en Gante no pasó la calificación. Para consuelo de Martínez hay que recordar el oscuro pasado de Bagach, descalificado por dopaje en los Mundiales al aire libre de Atenas98. Martínez está definitivamente en la élite y con el historial limpio.

Los 3.000 metros tuvieron su cara y cruz españolas. Marta Domínguez volvió a quedarse por tercera vez en el bronce, pero fue un bronce de ley tras dos estrellas como la imbatible rumana Szabo y la polaca Chojecka, que deben estar en la cumbre de los 5.000 en Sydney. La palentina, además, jugó todas sus bazas con una bravura espléndida y sólo se rindió ante ambas, pero batiendo por más de siete segundos su récord de España que ya había superado en las eliminatorias del viernes (8.44.08 frente a 8.51.51). Marta estuvo siempre tras la estela de Szabo e incluso hizo el alarde de atacar al final, tras el cambio de ritmo habitual de la rumana. Se puso en cabeza a falta de dos vueltas hasta que no pudo resistir ya el retorno de Szabo (8.42.06) y Chojecka (8.42.42).

La cruz

Fue una gran final, como la masculina, pero en ésta los españoles acabaron perdiéndose. El Nasri (6º) y De la Fuente (8º), nunca tuvieron oportunidad de medalla y Andrés Díaz (5º) la perdió, tras estar muy bien colocado toda la prueba al desencadenarse el ataque final entre el irlandés Carroll, el portugués Rui Silva, el británico Mayock (que ya amargó la fiesta a los españoles en Valencia hace dos años) y el belga de origen norteafricano Mouhrit. El peligro irlandés que el sábado evitó Redolat con Nolan, no pudo hacerlo ayer Silva, el gran favorito, ante Carroll.

Rusia dominó claramente unos campeonatos discretos y confirmó a la máxima estrella, el ruso Yuri Borzakovskiy. A sus 18 años había hecho ya 1.44.35 esta temporada y ganó los 800 metros con una autoridad aplastante para venir de un país sin tradición de ochocentistas (Arzhanov, en los años 70, era ucranio). Kipketer tiene una buena referencia. El gélido ruso sale siempre el último y va remontando imparablemente en unos 400 finales de ensueño como si se tratara de un nuevo Dave Wottle sin gorrita (el otro estadounidense histórico de los 70). Borzakovskiy dominó sobre todo al alemán Schumann, su peor enemigo, que descentró con sus codazos a un excesivamente ingenuo Roberto Parra. El español se arriesgó a los choques y no tuvo fuerza para controlarlos. Le faltó temple, el que le sobró al italiano Stefano Tilli, ex pareja de Merlene Ottey, aún cuarto y récord de Italia de 60 metros con 6.54 segundos, a sus 38 años. El británico Gardener, ganador del Memorial Cagigal, se llevó el oro con 6.49.

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