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Juan de Ávalos reclama a Capa la propiedad de cinco esculturas

Cuatro relieves en bronce inspirados en el Alcázar de Toledo y un busto femenino del mismo material. Son las obras que el escultor Juan de Ávalos reclama al fundidor Eduardo Capa, que las ha incluido en el catálogo oficial de su colección particular. Dichas obras figuran a nombre de los Capa en el acta notarial en la que la familia se arrogó la propiedad de 564 obras; algunas de ellas, sin consentimiento ni conocimiento de sus autores. Ese documento figura en el expediente administrativo que dio lugar a la constitución de una fundación que se nutre de fondos públicos, merced a la cual la colección se exhibe con carácter permanente en Alicante.Juan de Ávalos niega que sus cinco bronces sean propiedad de los Capa, y relató cómo llegaron estas piezas a manos del fundidor argandeño.

El marchante valenciano Paco Bargués organizó una exposición de De Ávalos que recorrería varios países latinoamericanos y encargó a Capa varias obras; entre ellas, las cinco que aparecen en el catálogo. Esos fondos se perdieron en México, a excepción de esas obras, "que quedaron pendientes", según el autor. "Yo soy un artista, no un litigante, pero quiero esas obras. Por eso estoy dispuesto a pagarle a Capa el importe de la fundición para que me las devuelva", dijo De Ávalos. El autor señaló que este asunto le resulta "muy desagradable, porque estamos hablando de gente que vive a costa de los artistas".

Fuego cruzado

La reclamación de De Ávalos viene a sumarse a la de su colega Pedro Elorriaga y a la de Virginia del Rebollar, sobrina del escultor Sebastián Miranda, además de a la investigación abierta por la Fundación Dalí para esclarecer la procedencia y los derechos del molde de escayola del Newton de Dalí que la Fundación Capa exhibe en el castillo de Alicante.

Fernando Capa, actual director técnico de la Fundación Eduardo Capa, se confiesa convencido de que está sintiendo el efecto de un "fuego cruzado por la campaña electoral". En los último días se ha visto "algo descolocado por las críticas negativas que está teniendo en cuanto a la legitimidad de la colección que su padre, Eduardo Capa, inició cuando comenzó a fundir esculturas en bronce, allá por el año 1942. Una parte de ellas es la que ahora, y por cinco años, se expondrá en el castillo de Santa Bárbara, en Alicante. Pero está dispuesto a demostrar que la colección de esculturas es totalmente "legal y legítima". Afirma que la legalidad de las obras expuestas "y de otras" está marcada, precisamente, porque lleva el nombre de su padre, y no están dispuestos a jugarse la trayectoria "de toda una vida profesional en poner el nombre de Capa a una colección ilegal". "Esta colección", explica, "no ha salido de nuestros almacenes para ir directamente a Alicante, sino que antes ha recorrido media España sin ninguna reclamación de ningún artista".

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