_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pacto intergaláctico

El intento de acuerdo entre el PSOE e IU que está en discusión cuando se escriben estas líneas es una iniciativa muy brillante y arriesgada que ha dado un vuelco a la campaña electoral y tendrá una segura influencia sobre los resultados. No sabemos cuál, pero sin la menor duda el día que se deban analizar habrá que remontarse a él para descubrir las causas.Siempre me ha parecido que Almunia era un buen candidato. Tiene experiencia, procede de una línea del PSOE que es la coherente con lo mejor de su pasado inmediato, no ha estado involucrado en sus peores aspectos y da impresión de merecer confianza. Le faltaba algo -una chispa de brillantez- y ahora parece haberla conseguido. Con la propuesta de pacto ha colocado el balón en el área de un antiguo adversario. El solo hecho de la propuesta ha creado una dinámica hasta cierto punto irreversible. Tanto si pacta como si no lo hace, IU ha quedado ya en una posición que obliga a la superación del anguitismo. Bien lo sabe la derecha mediática: habla ahora de la OPA hostil y del "timo" de los socialistas sin darse cuenta de que revela la OPA amistosa propia y la estafa al elector izquierdista en el pasado.

Pero el pacto tiene también sus inconvenientes graves, que no son sólo tácticos. Puede acabar en un resbalón de los dirigentes socialistas tan inesperado y estrepitoso como esta iniciativa. Produce, de entrada, damnificados: esos ex comunistas que, hartos de la incapacidad de evolución de su partido, emigraron hacia el PSOE. Lo decisivo es, sin embargo, qué hacer con la cantinela programática con que nos obsequió Anguita año tras año.

A las alturas de finales del siglo XX, los antiguos partidos comunistas que no se hayan reconvertido no tienen otro sentido que el ser una especie de apostilla crítica de la socialdemocracia. De hecho, la mínima estabilización que ha logrado el francés, por ejemplo, ha sido por ese procedimiento. En España, donde la ley electoral hace mucho más difícil una colaboración, la hipercrítica de la izquierda por parte de los comunistas podía tener sentido en una etapa como el primer lustro de los noventa. La prueba de que ahora carece de él reside en el posterior declive del voto de IU que ha obligado a una posición a la vez desvencijada y complaciente frente a su anterior adversario.

Pero el mundo de IU sigue perteneciendo a una galaxia política muy lejana y distinta del PSOE. Ésta es la hora en que los comunistas españoles no han hecho un balance globalmente negativo de la experiencia de la URSS. La propuesta de Almunia ha tenido la ventaja de dejar meridianamente claro el mundo ideológico en que se mueve IU porque sitúa ante la luz pública unas propuestas sencillamente inencontrables en la política europea de fin de siglo en Europa occidental. De modo inevitable recuerdan la frase de Santiago Rusiñol: "Todos decimos tonterías, pero los filósofos son aquellos seres que las dicen en serio". Suprimir empresas de trabajo temporal y el AVE, subir impuestos, abominar no ya de la OTAN sino de la UEO, pensar que el Estado puede crear puestos de trabajo estables o creer que la limitación del horario de trabajo debe hacerse sólo por decreto linda, aquí y ahora, en la extravagancia. Una posible ventaja de la propuesta de Almunia es que obliga a IU, mediante el procedimiento de la ducha fría, a un ejercicio de aprendizaje a marchas forzadas o a practicar el discreto encanto del suicidio.

Para concluir, permítaseme un modesto ejercicio de autocompasión. Los electores de centro somos gente maltratada desde antiguo. En tiempos recientes, quienes se titulan centristas, al margen de algún acierto notable, han gobernado perpetrando auténticas tropelías en las privatizaciones y en los medios de comunicación; algo tendrá que ver el pacto en gestación con esa exasperada confrontación retrospectiva en que se ha deleitado el PP, cuando era por completo innecesaria. Ahora, si el pacto llega a buen fin con graves cesiones por parte del PSOE, tendremos un panorama electoral que, en términos mediáticos, se expresa así: o votar lo mismo que Campmany y Jiménez Losantos o lo mismo que Haro y Vázquez Montalbán. Auténtico dilema bíblico: o veranear en el desierto de Judea o en el del Sinaí.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_