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La CDU alemana reconoce que mantuvo cuentas secretas en el extranjero desde los años ochenta

Pilar Bonet

La generación de relevo de la CDU corre peligro de ser alcanzada también por la marea negra de las cuentas clandestinas, que ha engullido a otro de los puntales del sistema Kohl, el ministro del Interior, Manfred Kanther, que fue ministro del Interior entre 1993 y 1998, y que tenía fama de ser un jurista duro y un puntilloso defensor de la ley y el orden. En los cenáculos políticos alemanes se habla hoy de la italianización de la vida pública germana y se evoca cada vez con más frecuencia el proceso de descomposición de la Democracia Cristiana de aquel país. Kanther, de 60 años, tuvo que reconocer que la organización de la CDU en el Estado de Hesse -donde él tuvo distintos cargos, incluido el de ministro de Finanzas (1987-1991) y máximo responsable del partido en 1991- mantuvo cuentas clandestinas en el extranjero desde principios de los ochenta. El objeto de las sorprendentes revelaciones, realizadas el viernes por la noche en Hofheim, cerca de Francfort, era liberar a Koch, el actual dirigente de la organización regional, de las sospechas que se iban acumulando contra él a raíz del descubrimiento de esas cuentas, donde todavía hay 17 millones de marcos. Koch, de 41 años, ha asegurado no haber conocido la existencia de los depósitos bancarios. Según Kanther, los dirigentes de la organización regional de Hesse transfirieron unas "reservas" a Suiza y Liechtenstein para no tener que dar explicaciones sobre ellas cuando en 1984, a raíz del escándalo Flick, entró en vigor una legislación más estricta de financiación de partidos.

Repetir elecciones

El Partido Socialdemócrata (SPD) pidió ayer la destitución de Koch y la celebración de nuevas elecciones regionales en Hesse. El SPD de aquel land ha acusado a la CDU de haber financiado ilegalmente la campaña electoral que en febrero de 1999 llevó a Koch al poder. El ministro de Hacienda, Hans Eichel, que era el jefe del Gobierno de Hesse hasta la victoria de Koch, pidió ayer que se celebren nuevos comicios. Por su parte, el jefe del Gobierno de Renania del Norte-Westfalia, Wolfgang Clement, manifestó que el escándalo de la CDU en Hesse "supone más que cuentas clandestinas", ya que es "lavado de dinero que está al borde de la delincuencia".

Kanther reconoció que el dinero transferido al extranjero fue multiplicándose, pero no se registró en los informes contables del partido, tal como manda la ley. "No hay nada que encubrir. Es verdad", admitió el ex ministro del Interior, que apareció ante la prensa flanqueado por Koch. "Éste es un día difícil para la CDU", dijo Koch, que hasta hace poco era considerado como uno de los posibles delfines de Helmut Kohl.

De las cantidades que iban produciendo intereses en el extranjero, 14,5 millones de marcos volvieron a Alemania, en forma de donativos ficticios (13 millones) o en forma de préstamos también ficticios. La recuperación del dinero fue llevada a cabo por el tesorero Casimir Prinz Wittgenstein, hoy un anciano octogenario. La Fiscalía de Wiesbaden (capital de Hesse) ha iniciado una investigación criminal por las transferencias realizadas en los años 1989, 1991 y 1996, de las cuales sólo la última es relevante, ya que las otras han prescrito.

Kanther no explicó de dónde venía la "reserva" puesta a buen recaudo, pero han comenzado a sonar voces que la atribuyen pagos en el marco del escándalo Flick. A raíz de las transferencias del industrial Friedrich Karl Flick, Helmut Kohl fue objeto de una investigación parlamentaria a principios de los ochenta. El político negó haber recibido pagos por valor de algo más de 100.000 marcos en los años setenta y la investigación se cerró sin que pudiera probarse nada contra él.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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