Al menos 400 muertos en dos semanas de violencia religiosa en las islas Molucas
Otras 17 personas murieron ayer en las islas Molucas en las luchas entre cristianos y musulmanes que no han podido detener de momento, ni el Ejército de Indonesia acantonado en la zona y encargado de la seguridad del archipiélago, ni miles de soldados enviados de refuerzo. Esta vez, los enfrentamientos religiosos ocurrieron en la aldea de Masohi, en la isla de Ceram, a 2.300 kilómetros al este de Yakarta. La situación en las Molucas era aún tensa ayer por la mañana, y la población todavía no había reanudado sus actividades tras más de una semana de sangrientos enfrentamientos, por temor a que se produjesen nuevos ataques y saqueos. Los transportes públicos de las principales ciudades de este archipiélago indonesio siguen sin funcionar y las calles permanecen prácticamente desiertas, después de casi 15 días de violencia sin control que podría haber provocado la muerte de entre 400 y 600 personas.Tanto las fuerzas de seguridad como los habitantes de las islas de las Especias mantienen la vigilancia, y en Ternate, la capital de distrito de Molucas Norte, donde viven 12.000 personas, podía verse a grupos de civiles armados con machetes patrullando las calles.
Los incidentes comenzaron el pasado 27 de diciembre en algunos distritos y localidades de Molucas Norte, donde la comunidad musulmana fue objetivo de un ataque que se saldó con unos 260 muertos y miles de desplazados, según fuentes oficiales. No obstante, el número preciso de víctimas de la violencia interconfesional sigue siendo una incógnita; según el mando militar de Ternate, 448 personas han muerto durante la última semana y otras 665 han resultado heridas, 27 de gravedad, por lo que el número total de víctimas podría superar las 600 personas.
Mientras, nuevos refuerzos militares llegaron a las Molucas procedentes de la isla de Java: cerca de 1.400 soldados de distintos batallones han llegado ya al archipiélago, además de una quincena de médicos militares, que sustituyen al personal local, que huyó al desatarse la violencia.