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La orquesta de la calle

Un grupo de niños colombianos sin hogar que crecieron mendigando actúa en el Auditorio

Los intérpretes de la orquesta que actuó ayer en el Auditorio Nacional vivieron en las calles colombianas desde muy pequeños. Se divertían como todos los niños: jugando en pandilla. Para sobrevivir recurrían a todo tipo de recursos. Unas veces, a la mendicidad, otras, a la venta ambulante. No viven nunca solos, siempre están en grupo, se alimentan de mil maneras y cada día duermen en un lugar diferente. En ese ambiente, como en otros círculos infantiles, al que le va bien, le imitan los demás, porque los pequeños siempre copian los modelos que más les atraen.No fue del todo fácil conseguir que estos niños abandonaran esa forma de vida. Para ellos, según contaron ayer, tenía sus ventajas. Ayer ofrecieron función en el Auditorio Nacional de Madrid. Era una sesión benéfica y se había organizado para recaudar fondos con los que ayudar a otros niños de la calle. Su actuación forma parte de una gira que emprende ahora esta orquesta por tres ciudades españolas.

"Unos hombres me hablaron de un programa al que me podía apuntar. Pero yo al principio no quería estar encerrado en una casa todo el día. Me gustaba vivir por ahí y que nadie me dijera lo que tenía que hacer", contó ayer Mauricio López, de16 años, y encargado de la flauta travesera. Ahora confiesa que quiere dedicarse a la música como profesión. Fue a parar a la calle por problemas familiares, como la mayoría de los que forman parte del programa Bosconia, una iniciativa en la que trabaja el salesiano Javier de Nicolo desde hace diez años y con la que se ha ayudado a 15.000 de estos pequeños.

"Ponemos en la calle a una persona que parece un curioso que anda por ahí, pero que en realidad se trata de un agente social. Son educadores. Poco a poco consiguen que el niño se vaya haciendo amigo suyo y le invitan a que vaya a un club en el que encuentra agua caliente, televisión o medicinas. El niño entra una y otra vez hasta que se queda y acepta seguir nuestro programa de formación. No se obliga a nadie a que se integre en el programa", explicó ayer el padre Nicolo, mientras la orquesta, formada por 50 niños, la mayoría de Bogotá, interpretaba una pieza de la Carmen de Bizet.

"Yo estaba en la calle todo el día y siempre se cruzaba conmigo una camioneta blanca. Me daban consejos, me decían que estar en la calle estaba muy mal, que me podía pasar algo malo. Al final me fui con ellos", relató Rigoberto Bustos, un niño de 13 años con la cara llena de pecas que no es músico, sino uno de los bailarines que también forman parte del grupo y que ofrecen al público números del folclor de su país.

Cuando ingresan en el centro, los niños reciben una educación completa que incluye la música. Así se ha formado la Banda de Música de los Niños de la Calle de Colombia que, con el concierto que ofrecieron ayer en el Auditorio, inicia su primera gira por un país extranjero.

Para los integrantes de esta formación, en cuyo repertorio figuran las grandes piezas clásicas, era su primer viaje por el extranjero.

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