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Arzalluz advierte al Gobierno de que derrotar a ETA no supone el fin del conflicto vasco

El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, mantuvo ayer la tensión entre su partido y el Gobierno central por el proceso de paz. En un acto en recuerdo de los gudaris (soldados vascos de la guerra civil), el líder nacionalista aseguró que "en Moncloa sólo piensan en la derrota" y en "liquidar" a ETA y, dado que el Gobierno no reconoce que exista un problema político en Euskadi, el PP espera que el "radicalismo" pase con los años. Arzalluz insistió en que el conflicto no desaparecerá con ETA y auguró una "durísima" campaña para las próximas elecciones por la presencia en las listas del PP de Vizcaya del "ministro de la guerra Mayor Oreja". A ETA le dijo que antes de la construcción nacional está la paz: "Sin ella no construimos esta nación".

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Arzalluz intervino en un acto político en memoria de los gudaris muertos, perseguidos y exiliados durante la contienda de 1936-1939. Pero su discurso, en Gernika (Vizcaya), se asemejó más a una lección de historia. El presidente peneuvista se esforzó durante más de 20 minutos en explicar por qué su partido habla de conflicto político de naturaleza histórica para referirse al caso vasco y por qué entiende que con la desaparición de ETA no se habrá dado carpetazo a un conflicto que arranca mucho antes de Sabino Arana (fundador del PNV), en concreto "con la aprobación de la primera Constitución española en 1812 y con la Revolución Francesa"."Niegan el problema político porque si lo reconociesen tendrían que entrar a solucionarlo. ¿Ustedes creen que aunque acabe ETA se acaba el problema? ¿Creen que en seis o siete años, porque aquí vivimos muy bien, se ha acabado el asunto?", se cuestionó ante más de 500 seguidores. "Bueno, veremos en 10 o 15 años qué pasa en este país", se contestó. Entonces, estableció una separación entre vascos: "Los de este lado, que no recibimos órdenes de Madrid y nos organizamos entre nosotros, y los del otro lado, que viven a las órdenes de Madrid. Ésta es la frontera que hoy tenemos aquí".

Y se dirigió después a ETA. ¿No ven a quién beneficia la violencia y la kale borroka? "O deliro yo", dijo, "o deliran ellos. Si ponen un bombazo, [en Madrid] más a gusto todavía. ¿Es que no lo ven? ¿Piensan de verdad en Euskadi?", se preguntó. Por eso sugirió que las dos corrientes del nacionalismo vasco (la pactista que encarna el PNV y la rupturista-violenta de HB-ETA) deben ir "juntos en política", porque éso es realmente lo que "preocupa a Madrid". Con todo, reconoció la dificultad de la colaboración entre "dos ríos de culturas diferentes".

Lección de historia

Arzalluz repasó la historia ante los simpatizantes del PNV en el frontón Jai Alai. Habló de las guerras carlistas, de cuando Navarra quedó fuera del País Vasco por la ley paccionada, de Cánovas -"que llegó y suprimió el fuero"-, de cuando los nacionalistas, junto a anarquistas, socialistas y otras fuerzas "tomaron las armas en plena República, no para defender una de las dos Españas", dijo, sino para salvar Euskadi y un Estatuto recién estrenado.El dirigente nacionalista recordó que, tras la muerte del dictador Franco, la democracia alumbrada entonces fue "tutelada" y trajo una Constitución que "tenía algunas cosas buenas, pero no lo suficiente". En un discurso nada bronco, Arzalluz aprovechó para recordar: "El Estatuto que ahora celebran con champán Rabanera [diputado general de Álava del PP], el ínclito Villar [delegado del Gobierno en Euskadi], y Jáuregui [dirigente del PSOE]" fue "nuestro, nuestro. Si no es por el PNV, no hay Estatuto". Reconoció que éste, que acaba de cumplir 20 años y del que dijo que los nacionalistas no han "renegado nunca", "nos sacó del pozo séptico donde estábamos", pero subrayó el incumplimiento que durante décadas han compartido los socialistas y ahora el PP. "Hace cuatro años, Aznar se comprometió a desarrollarlo", dijo Arzalluz, "pero ni lo ha tocado". Y junto a las restricciones de las leyes orgánicas y decretos leyes, recordó la interpretación vaciadora de su contenido que considera han hecho las sentencias del Tribunal Constitucional, aunque precisó que no cree que "esté vendido". No obstante, en una tribuna en el diario Deia, el líder peneuvista escribía ayer: "Pensar que aquel marco jurídico, lleno de incumplimientos, es hoy válido no es realista. No lo sería ni aunque se hubiera aplicado a rajatabla".

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