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Alzamora prolonga la fiesta

El español se proclama campeón del mundo en 125cc tras ser segundo en Argentina en una apasionante carrera en la que Melandri utilizó las peores tretas para arrebatarle el título

Emilio Alzamora prolongó la fiesta del motociclismo español. El piloto de Lleida se proclamó ayer campeón del mundo en 125 cc. Lo hizo tan sólo una semana después de la borrachera de gloria de Álex Crivillé en la categoría reina -ya son 25 los títulos mundiales de los españoles-. Y lo hizo, además, tras completar una carrera fabulosa, apasionante, épica. No ganó el Gran Premio de Argentina -no ha ganado ninguno en toda la temporada; el suyo es el triunfo de la regularidad-, pero corrió como sólo pueden hacerlo los campeones. Y supo sortear con habilidad, además, las malas artes de su principal rival, el italiano Melandri (ganador de la prueba), que utilizó todo tipo de tretas en la última vuelta para arrebatarle el título.Melandri se despegó muy pronto del grupo de cabeza. A Alzamora le costó más. Pasó del quinto puesto al cuarto por una caída (Ueda), y de ahí al segundo, por adelantamientos tan arriesgados como magníficos. A 13 vueltas del final estaba ya en posición de título mundial: segundo, inmediatamente después de Melandri. Siguieron minutos de incertidumbre, con Locatelli pisándole los talones. Hasta que le distanció. Fue entonces cuando Melandri miró hacia atrás, vio el panorama, y decidió frenar: esperar a Alzamora y obligarle a aminorar el paso para intentar que Locatelli le adelantara. No pudo. Alzamora no se dejó coger y hasta se inventó una maniobra milagrosa para esquivar una embestida desesperada de Melandri cerrándole el paso, buscando descaradamente su caída. Pero Alzamora, lejos de irse al suelo, subió al podio.

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