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Reportaje:

El KGB, contra Korchnói

El Kremlin movilizó a 18 agentes para lograr que Kárpov ganase el Mundial de ajedrez al disidente ruso

Leontxo García

Los viejos recelos son ahora un hecho documentado: al menos 18 agentes del KGB, el temible espionaje soviético, trabajaron durante años para que el ruso Anatoli Kárpov fuera campeón del mundo a toda costa y derrotase dos veces (1978 y 1981) al disidente Víktor Korchnói. Los datos están en el archivo Mitrojin, que acaba de destapar las conexiones de políticos y periodistas italianos con el espionaje soviético. El hallazgo confirma la importancia que la URSS daba al ajedrez en la guerra propagandística contra EE UU.Korchnói fue tratado como un paranoico que se sentía perseguido por el KGB y temía por su vida, inspiradora de películas, novelas y una ópera rock. Víktor, El Terrible, como se le conoce por la asombrosa combatividad que exhibe a los 68 años, disputa desde ayer el torneo Flamenco en Marbella, donde habló con EL PAÍS: "Lo que escribe sobre mí el disidente Vasili Mitrojin no me sorprende, pero sí otras revelaciones, como el intento frustrado de cortarle las piernas a Rúdolf Nureyev . Sería muy interesante conocer el siniestro contenido de las carpetas del KGB que llevan la etiqueta secretos para siempre".

En la página 728 del libro El archivo Mitrojin: el KGB en Europa y Occidente, recientemente publicado en inglés, se lee: "El Centro formó un equipo de 18 agentes especiales cuya misión era asegurarse de la derrota de Korchnói", contra Kárpov en 1978. Su jefe era el coronel Víktor Baturinski, a quien Korchnói atribuye un destacado papel en las purgas de Stalin. El libro menciona que el plan incluía la presencia del parapsicólogo Vladímir Zújar, al que Kárpov ha definido como "un especialista en combatir el insomnio", a pesar de que se sentaba siempre en la segunda fila de los espectadores, en diagonal a Korchnói. Aquel duelo, que Kárpov ganó por la mínima en Baguio (Filipinas) después de tres meses de suplicio, es el más escandaloso de la historia. La delegación soviética exigió que el disidente jugase con una bandera blanca y la inscripción apátrida; Korchnói, ahora suizo, cuya esposa e hijo estaban retenidos en la URSS, propuso cambiar esa palabra por la frase yo me escapé.

Mitrojin no da más detalles sobre lo que hizo exactamente el KGB contra Korchnói, pero éste aporta algunas pistas misteriosas sobre ambos duelos -Kárpov ganó con relativa facilidad el segundo, en Merano (Italia) tres años más tarde-: "Además de reputados ajedrecistas, un médico y un preparador físico, el séquito de Kárpov incluía un psiquiatra, un químico, un experto en telecomunicaciones y una serie de tipos cuya función nunca fue explicada. Baturinski exigió que mi silla fuera examinada por rayos X por si contenía algún micrófono. En Merano, la delegación soviética tuvo muchos problemas en la aduana para pasar cuatro contenedores que se descargaron en una sala de acceso muy restringido; ni siquiera la esposa de Kárpov podía entrar. Nada más terminar la última partida, se cargó todo ello rápidamente en un camión que salió corriendo. Luego supe que parte del material eran computadoras, cuyo uso era rarísimo en esa época". El español Ricardo Calvo, autor de un libro sobre el duelo de Merano, recuerda ahora: "Aparte de la animadversión entre los jugadores , el ambiente estaba muy cargado. Aquello era mucho más que un Mundial de ajedrez".Los testimonios recogidos por este diario durante los últimos quince años permiten asegurar que el título mundial de ajedrez era una cuestión de estado para el Kremlin. Un ejemplo es el de Mark Taimánov, gran maestro y reputado pianista, que rompió su silencio a finales de enero de 1988 durante una entrevista en Moscú: "Cuando perdí por 6-0 ante Bobby Fischer en las eliminatorias del Mundial de 1972 me prohibieron jugar torneos, dar conciertos o conferencias y escribir artículos. Pasé de ídolo popular a paria en pocos meses". Fischer arrebató después la corona a Borís Spasski, que también fue duramente represaliado hasta que llegó a un acuerdo con el Gobierno de la URSS para vivir en Francia. El Kremlin tenía dos bazas para restablecer el honor nacional: Kárpov y Korchnói. Eligió al primero, veinte años más joven y de familia modesta, porque encajaba bien con el perfil del héroe soviético. Korchnói se escapó de la URSS, pero no de los servicios secretos.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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