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GOLPE EN ISLAMABAD

Vecinos y aliados optan por esperar acontecimientos

El Fondo Monetario Internacional (FMI) no descartó ayer la posibilidad de colaborar con el Gobierno golpista de Pakistán, país que negociaba un crédito con esa institución, pero tampoco lo daba por hecho. La misma actitud de "esperar y ver" dominaba ayer el panorama internacional. Los vecinos de Pakistán y otros países asiáticos, inquietos por la inestabilidad de un país que dispone del arma nuclear, hicieron prueba de una gran prudencia en sus reacciones, en tanto que Estados Unidos dejaba la puerta abierta a un eventual diálogo y las cancillerías occidentales mostraban su "preocupación" a la espera de que los golpistas explicaran sus intenciones."No es seguro que podamos seguir ayudando a Pakistán", declaró ayer el director general del FMI, Michel Camdessus. "Creo que necesitamos ver la forma que adopta el nuevo Gabinete, en particular en los aspectos económicos y financieros", explicó, por su parte, el responsable de asuntos externos del FMI, Thomas Dawson. Por su parte, la Commonwealth (que agrupa a 50 naciones, la mayoría ex colonias británicas), ha convocado una reunión el 18 de octubre para estudiar la situación en Pakistán y, probablemente, expulsar a este país temporalmente.

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Estados Unidos ha "lamentado" la toma del poder por parte del Ejército, pero sin emplear la expresión "golpe de Estado", lo que deja la puerta abierta al diálogo con las nuevas autoridades. "Deseamos un retorno al sistema constitucional", manifestó la secretaria de Estado, Madeleine Albright. Rusia, por su parte, también deseó una pronta vuelta a la normalidad democrática. Tanto la Unión Europea como el secretario general de la ONU, Kofi Annan, condenaron el golpe y pidieron el restablecimiento de un régimen civil.

China e Irán observan

China, considerada como aliada de Pakistán debido a sus diferencias comunes con India, se manifestó "muy preocupada" por la situación de ese país y, como Japón, hizo votos por una solución democrática.Irán, que comparte mil kilómetros de frontera común con Pakistán, vecino con el que siempre ha mantenido relaciones delicadas y al que reprocha su apoyo al movimiento de los talibán afganos, expresó su preocupación desde el primer momento del golpe. "Seguimos los acontecimientos muy de cerca, con atención e inquietud", dijo un portavoz del Ministerio iraní de Asuntos Exteriores.

Los talibán, en el poder en Afganistán -y cuyo Gobierno fue reconocido de manera casi inmediata por el primer ministro depuesto, Nawaz Sharif-, calificaron el golpe de "asunto interno" que "no tendrá efectos negativos sobre las relaciones bilaterales.

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