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Reportaje:

59.000 muertos y 14 billones en pérdidas por desastres naturales

Los huracanes, las peores catástrofes de 1998

Los ciclones y huracanes con ráfagas de vientos que superaron los 340 kilómetros por hora fueron culpables el año pasado de los mayores desastres ocurridos en el planeta. En la India fallecieron en el mes de mayo 10.000 personas y el huracán Georges asoló varios países caribeños a finales de septiembre dejando un reguero de más de 4.000 muertos y pérdidas superiores a 1,5 billones de pesetas. Un mes después, el Mitch arrasó el istmo centroamericano y quitó la vida a 13.000 pesonas. Se valoran en 2,5 billones de pesetas los hogares e infraestructuras destruidos. En el conjunto del planeta se contabilizaron 40.000 muertos (59.261 según la Cruz Roja) y 90.000 millones de dólares (14 billones de pesetas) en daños. Son datos recopilados por las Naciones Unidas en un detallado informe sobre los 50 fenómenos climatológicos y geológicos más destructivos de 1998 ( "un año verdaderamente catastrófico", según su secretario general, Kofi Annan), y divulgado hoy, coincidiendo con el Día mundial para la Reducción de los Desastres Naturales.

Fragilidad de viviendas

En lo que va de año, estos fenómenos ya han triplicado en España la cifra de muertos alcanzada en 1998. Según Juan San Nicolás, director de Protección Civil, 25 personas han fallecido a causa de inundaciones, incendios forestales, rayos o vientos huracanados, una cifra que se sitúa en la media europea (en Italia las inundaciones causaron 150 muertos en abril del año pasado), muy alejada de los sucesos que afectan a los países en vías de desarrollo.Estas naciones son las que más sufren las consecuencias de los desastres (un 90% frente al 10% que afecta a los países ricos), debido a la ausencia de mecanismos para predecir muchas de las catástrofes, la fragilidad estructural de las viviendas y su ubicación en zonas inadecuadas para hacer frente a inundaciones y desplazamientos de tierras, como ha ocurrido recientemente en los estados mexicanos de Oaxaca y Puebla.

El informe de Naciones Unidas maneja cifras astronómicas. Con relación a las inundaciones del río Amarillo (Yangtze), en China, ocurridas entre mayo y septiembre, sitúa el número de muertos en 3.656, y las pérdidas económicas en 4,4 billones de pesetas. Las crecidas batieron récords históricos y se llevaron por delante todos los intentos por levantar diques para evitar que 22 millones de casas quedaran destruidas o dañadas. El tráfico marítimo quedó suspendido pero las mayores pérdidas recayeron en la industria, los puentes y las carreteras, así como en la agricultura y la ganadería.

En un año de récords destaca la muerte de 3.028 personas en la India debido a una ola de calor que afectó al estado de Rajastán entre mayo y junio. Las temperaturas superaron los 49 grados centígrados, una cifra inédita en la región durante los últimos 50 años.

Estados Unidos tampoco se libró de la furia natural. Entre mayo y agosto, el fuego acabó con la vida de 130 estadounidenses y con 4.000 kilómetros cuadrados de bosques, una superficie equiparable a la de toda la comunidad autónoma de La Rioja.

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