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Crítica:ROCK - STEREOLAB
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Psicodelia espesa

Sin duda es este cartel uno de los más espesos de cuantos se han podido vislumbrar en los últimos tiempos por la capital. Dejando de lado el estado de cada uno en el mercado discográfico, poner estos cuatro grupos seguidos en una misma actuación supone algo así como regalar barbitúricos, y tanto vagar por pasajes psicodélicos puede marear al espectador.Abrió la velada el quinteto Scott 4 con media hora de cóctel en el que mezclaron punk, country y música electrónica en piezas de corte lento y con poca riqueza armónica. Un primer plato frío y al que sólo accedieron pocos espectadores. Tras ellos fue el turno de los galeses Gorky"s Zygotic Mynci, quienes, de la mano de la pareja Euros -voz y teclado- y Megan Childs -violin-, deleitaron a su monótona y chirriante manera a la concurrencia con un repertorio en el que las huellas de la parte de Velvet Underground que corresponde a John Cale quedaron bien patentes. Sweet Johnny y, sobre todo, Spanish dance, el tema que da título a su último álbum, fueron las canciones que más brillaron.

Stereolab, Luna, Gorky"s Zygotic Mynci y Scott 4

Sala La Riviera. 3.000 pesetas. Madrid, jueves 7 de octubre.

El cuarteto Luna fue quien quizá mejor supo conectar, mostrando también sus preferencias por V. U.; pero también por los que fueron sus alumnos aventajados: los Television de Tom Verlaine. Ritmos pop y guitarras lacerantes y llenas de emoción fueron dando vida a unos temas de fácil asimilación en los que el desparramo psicodélico y sus derivaciones instrumentales estuvieron contenidos -un alivio-. Su espectáculo sirvió para presentar en directo los temas del último elepé del grupo, The days of our nights, aunque también tocaron los más conocidos de su discografía anterior.

Cerrando la velada, los londinenses Stereolab, el grupo más esperado de la noche, realizaron una actuación tirando a fría, en la que evidenció que los principios básicos de su propuesta musical se van quedando tan obsoletos como la década que les vio nacer. Sus canciones, repletas de guiños al pop de los sesenta y las bandas sonoras, se resienten de una instrumentación de juguete y su falta de afinación vocal que tal vez hiciera más gracia cuando el grupo era más joven. Demasiada psicodelia espesa, en cualquier caso.

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