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GUERRA EN CHECHENIA

Los chechenos acusan a Moscú de bombardear a otro grupo de refugiados

La ofensiva rusa sigue produciendo trágicos efectos colaterales. El mando militar negó haber destruido el martes por la noche un autobús con refugiados, con el resultado de entre 11 y 28 muertos, pero la noticia se confirmó después. Falta por ver si ocurre otro tanto con la información facilitada ayer por la tarde por la representación de Chechenia en Moscú, según la cual aviones rusos causaron 30 muertos y 32 heridos graves al bombardear con misiles la localidad de Elistanzhi, en el Este de la república independentista.

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Supuestamente, los proyectiles impactaron en el centro del pueblo y destruyeron 60 casas. El lugar del ataque está cerca de la frontera con Daguestán, en zona controlada por el señor de la guerra Shámil Basáyev.No, gracias. Ésa fue la respuesta que el Gobierno ruso dio ayer a la propuesta de mediación de la Unión Europea en Chechenia. La troika de la UE, con el comisario de Exteriores Chris Patten al frente, se reunió ayer en Moscú con el primer ministro, Vladímir Putin, para ofrecer los buenos oficios comunitarios y pedir a Rusia contención, es decir, que no se repitan los excesos de la primera guerra, desatada en diciembre de 1994 y cerrada en agosto de 1996.

El titular de Exteriores, Ígor Ivanov, había dicho ya poco antes que no se necesita ayuda exterior para resolver un asunto interno. Ambos se manifestaron, por otra parte, dispuestos a un colaborar con las fuerzas chechenas partidarias de un "diálogo constructivo".

Putin hablaba ayer con la troika desde una posición de fuerza. Pese a la promesa de resistencia a ultranza, y de no ceder sin lucha ni un palmo de terreno, los combatientes chechenos se han retirado al sur del río Terek, dejando en poder de los rusos un tercio del territorio en el que, probablemente, se establecerá una administración paralela a la de Grozni. Ayer, sin embargo, la página en Internet de los milicianos islámicos aseguraban que estos habían destruído un puente cerca de Cherblionaya (a unos 25 kilómetros de Grozni, al norte del Terek) y que esta ciudad seguía aún en manos chechenas.

Moscú rechaza ahora la elección de Aslán Masjádov como presidente y reconoce a un Parlamento promoscovita que nunca tuvo respaldo popular. Ayer, esa Cámara nombró jefe del Consejo de Estado a Malik Saiduláyev, partidario de "implantar en Chechenia la dictadura del Gobierno" para acabar con las bandas criminales. En Grozni, se le considera un traidor.

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Según la viceprimera ministra rusa Valentina Matviyenko, se implantará en la zona ocupada una administración civil y militar, con un representante del presidente Borís Yeltsin o un gobernador general. El objetivo será crear las condiciones para el retorno de los refugiados y el desarrollo económico. Se trata de ofrecer al resto de Chechenia la prueba de que el yugo ruso puede ser llevadero y, en cualquier caso, preferible al caos que Masjádov es incapaz de exterminar.

Persiste, no obstante, la incertidumbre sobre los planes del mando ruso. El vicejefe del Estado Mayor, Valeri Manílov, declaró ayer que la creación de una zona tampón es la mejor garantía para evitar un enfrentamiento a gran escala. Pero ni Putin ni su ministro de Defensa, Ígor Serguéyev, descartan que haya que cruzar el Terek e incluso avanzar hacia Grozni si es necesario para acabar con la "amenaza terrorista".

Patten y los ministros de Exteriores de Finlandia (Tarja Halonen) y Portugal (Jaime Gama) se llevan de vuelta buenas palabras y un rechazo cortés. Putin les dijo: "Estamos muy agradecidos a la Unión Europeapor su atención a los problemas rusos. Aceptaremos la propuesta si llega el caso". No llegará.

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