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Reportaje:

Aerosoles de ida y vuelta

El reciclaje de los aerosoles es hoy en día una obligación establecida en la ley. Sin embargo, sólo hay en España una planta industrial dedicada a esta actividad. Está ubicada en la localidad navarra de Fustiñana, se llama Aecosol, pertenece al grupo Ekonor-Hidronor y en cuatro años de existencia ha alcanzado ya una cifra de tratamiento anual cercana a las 300 toneladas de aerosoles. "Tenemos una curva de actividad creciente pero la capacidad productiva máxima de la planta, 600 toneladas por año, está aún lejos de alcanzarse", indica José Luis Martínez, director gerente de Aecosol. "Eso quiere decir que todavía es necesaria una concienciación mucho mayor en las empresas sobre un reciclaje que constituye una obligatoriedad legal y una exigencia ética", añade el portavoz empresarial. Aecosol nació en enero de 1995 tras una inversión inicial de 200 millones de pesetas. Su actividad es la destrucción de este tipo tan especial de residuos tóxicos y peligrosos, formados por un recipiente que mantiene en su interior a presión un producto activo junto a un gas propelente (comprimidos, hidrocarburos, Dimetileter e hidrocarburos halogenados), generalmente en forma de espumas, productos pastosos y vaporizadores. Todos altamente inflamables. La mayoría de los botes de aerosol que la empresa recupera son nuevos, están llenos de producto y provienen de lotes rechazados por las empresas fabricantes por motivos tales como formulaciones incorrectas, caducidad, cambios de logotipos o defectos técnicos. Se calcula que el 5% del total de aerosoles producidos por la industria española acaba siendo rechazado sin llegar al mercado. Eso significa que hay anualmente veinte millones de envases que deben ser destruidos. Envases y gases La cifra que recicla Aecosol, según las estimaciones más fiables, se acerca al 50% de esa cantidad. No obstante, también empieza a haber iniciativas para la recogida selectiva y posterior destrucción de aerosoles de procedencia doméstica, a través de los denominados puntos blancos. La novedad que aporta Aecosol es que los procesos de destrucción están diseñados para recuperar la mayor parte de los componentes (gases, metales, plásticos, cartones, etcétera) del aerosol, y para una correcta gestión, según la legislación vigente, del resto de los componentes que no son aprovechables. En Europa sólo hay otra empresa similar en Francia. El proceso comienza, señala Emilio Garrido, director técnico de Aecosol, cuando una empresa fabricante solicita a Aecosol la admisión de una determinada partida de aerosoles para su destrucción y reciclaje, como exige la Ley de Residuos Peligrosos 10/1998. Una vez en las instalaciones de Aecosol, de 10.000 metros cuadrados de superficie y dotadas de un complejo sistema de seguridad antiincendios, se agrupan los envases en lotes homogéneos según gases propelentes y metales, y sin mezclar nunca principios activos incompatibles. Los grupos obtenidos se dividen en aerosoles de hierro y de aluminio y dentro de cada uno de esos grupos, se dividen según el tipo de propelente que contengan: gases licuados del petróleo (GLPs), Dimetileter (DME), CFCs o propelentes inertes (aire comprimido, nitrógeno, protóxido de nitrógeno, etcétera). A continuación, los lotes son perforados en máquinas neumáticas con agujas huecas, conectadas a una manguera flexible, que sirve para el paso de los líquidos y gases hasta el depósito de desgasificación. Una vez perforadas, las carcasas vacías son seleccionadas según materiales (30% aluminio; 69% hojalata y 1%, vidrio), para su trituración y reciclaje final. El depósito de desgasificación al que pasan los líquidos y los gases posee dos salidas independientes que van a parar a un depósito tampón, así como a una purga para líquidos. Un compresor licúa los gases y, tras pasar por un refrigerador, son enviados al depósito de almacenamiento correspondiente. 50 empresas La industria española del aerosol se divide en dos grupos: los productores propios y los meros envasadores. En conjunto aglutinan a 50 empresas con una capacidad productiva de 400 millones de aerosoles al año para un mercado en el que el consumo por habitante y año está en cinco y medio, aunque todavía no alcanza la media europea de siete aerosoles por habitante y año. Los responsables de Aecosol no ocultan que han encontrado en su camino dificultades para convencer a empresas y mancomunidades de la obligación legal de reciclar los aerosoles. Según la Asociación de Aerosolistas del Inglaterra (BAMA), España está a la cola de los países europeos en esta actividad. En España hay empresas calificadas de "ejemplares" por los técnicos de Aecosol, como Bayer, Cruz Verde, Procasa-Loreal, Reckitt and Colman, Revlon o Schwarzkpof. "Se observa que a mayor multinacional", indica un estudio de Aecosol, "hay mayor conciencia en este campo, quizá porque están expuestas a un mayor impacto social". Sin embargo, las empresas llenadoras no reciclan y la disputa entre envasadoras y productoras para hacerse cargo de un rechazo de producto son constantes. "Hay fabricantes que por el precio o por la comodidad siguen deshaciéndose de los aerosoles de formas poco correctas e incluso ilegales", señalan fuentes de la empresa navarra.

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