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El jefe del Gobierno exige más entusiasmo a los dirigentes del PP para que "vendan" mejor sus logros

Javier Casqueiro

El presidente del Gobierno y del PP, José María Aznar, aprovechó ayer el estreno oficial de un curso político marcadamente electoral, en el primer Comité Ejecutivo del partido tras el verano, para exigir un mayor grado de entusiasmo y optimismo de los dirigentes populares al vender públicamente sus logros de gestión. Aznar y Javier Arenas, el secretario general del PP, enseñaron cuál debe ser el camino de los próximos meses con sendos informes, extensos y positivos, sobre los méritos del Gobierno en el asunto de las pensiones. Aznar sostuvo ante la cúpula del partido que muchas veces, y no sólo ahora con el debate de la subida de las pensiones, los dirigentes del PP son más críticos y pesimistas que los responsables de la oposición. Fuentes de la dirección del PP interpretan que Aznar quiso referirse también a los análisis negativos internos sobre el resultado del 13-J.

Sobre las pensiones, Aznar ofreció en el comité una ristra de datos (empleo creado y altas a la Seguridad Social) para convencer a sus dirigentes de las bonanzas aplicadas por el PP en el sistema de protección social. Unas cifras que luego refritó Arenas en su calidad de ex ministro de Trabajo y Seguridad Social. En esa posición de experto, Arenas desarrolló su teoría de cómo el PP ni baja las pensiones ni las congela sino que las ha garantizado para el futuro. Y afirmó que el Ejecutivo de Aznar había proporcionado a los pensionistas en tres años, aparte de la actualización del IPC, más de 307.000 millones en toda España: 54.000 para jubilados catalanes. Y comparó ese número con los 500 millones ahora prometidos por Jordi Pujol.

Fue entonces cuando apeló a la memoria histórica para relatar una negra etapa como ministro del ramo de Joaquín Almunia, el actual secretario general del PSOE, al que no concedió sin embargo ningún dominio de la materia. Arenas reiteró así algunos de los argumentos expuestos por el PP desde que Almunia fue nombrado candidato para oponerse a Aznar. Le etiquetó como el ministro que aplicó el "pensionazo" de 1985, el que provocó la huelga de aquel año y la dimisión del entonces secretario general de UGT, Nicolás Redondo, como diputado del PSOE.

Desarrollo del Pacto

Arenas rememoró ayer que, aunque el Pacto de Toledo, por el que se aseguraron las pensiones, fue firmado en mayo de 1995 no se desarrolló "ni una coma" hasta marzo de 1996, cuando el PP ganó las elecciones. También reveló que en el primer Consejo de Ministros de mayo de ese año él mismo, como titular de ese departamento, denunció ante sus compañeros que en la Seguridad Social había un agujero de 500.000 millones y faltaba dinero para pagar las próximas pensiones. Retomando así la queja sobre la presunta quiebra de la Seguridad Social remachada por José Borrell, el ex candidato socialista, en el debate de la nación del año pasado, Arenas se preguntó si Almunia comparte ese criterio o piensa que las cuentas están tan saneadas como ahora se presume. El número dos del PP anunció, en este sentido, un esfuezo intensivo del partido para transmitir en los próximos cuatro meses el saludable estado de la Seguridad Social y compararlo con cómo dejaron sus arcas los socialistas, a los que tildó de "amenaza" para su supervivencia. A pesar de esta decisión, Arenas quiso transmitir a los demás partidos, y especialmente al PSOE, que el PP "aún no está en campaña electoral" hasta enero. Lo dijo varias veces pero poco convencido. Porque para demostrar que Aznar no había anunciado el sábado en Como (Italia) la creación del fondo de reserva previsto en el pacto como una iniciativa electoralista, Arenas recurrió a que este mes se negocian los Presupuestos y se reinician las negociaciones con los sindicatos. Opinó que la idea de Almunia de subir las pensiones por decreto es una "chirigota insólita".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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