_
_
_
_
_

Del cabaré a la Scala

De formación autodidacta, Roberto Alagna se mueve en el mundo de la ópera con un sorprendente instinto musical y teatral. Aprendió a llamar la atención del público en la feroz disciplina del cabaré, donde se inició profesionalmente cantando canciones acompañándose él mismo a la guitarra. En 1988 ganó el Concurso Pavarotti en Filadelfia y dos años después debutó en la Scala de Milán con La Traviata, bajo la dirección de Riccardo Muti. "Siempre me ha fascinado la voz humana, que es un misterio incluso para los propios cantantes. Dominarla exige temperamento, inteligencia y control a nivel nervioso y físico", comenta. Considerado como el mejor tenor lírico de su generación, su ascenso ha sido imparable conquistando teatros como el Covent Garden de Londres, el Metropolitan de Nueva York, la Ópera de París o el Liceo de Barcelona, donde debutó hace 11 años cantando La bohème, de Puccini, con la soprano Mirella Freni

Más información
"Hay que usar las armas del pop para apasionar a los jóvenes por la ópera"
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_