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Los partidos dan por agotada la legislatura y entran en fase electoral

29 leyes esperan su tramitación, pero sólo los Presupuestos tienen encauzada la aprobación

Las principales fuerzas políticas dan la legislatura por agotada. El Parlamento pasará a convertirse, a partir de septiembre, en el escenario donde Gobierno y oposición empezarán a dramatizar su rivalidad ante las cercanas contiendas electorales: la pugna por la Generalitat, en octubre, y por La Moncloa, previsiblemente en primavera. Hay 29 leyes en tramitación, pero sólo los futuros Presupuestos parecen tener encauzada su aprobación.

El término del debate sobre el estado de la nación ha dado paso en el Congreso a un periodo que estará dominado por la rivalidad electoral y el control al Gobierno más que por la producción de leyes. Aunque las dos fuerzas nacionalistas que se siguen considerando socios del Partido Popular -CiU y Coalición Canaria (CC)- aspiran a sacar todavía provecho legislativo del ciclo de sesiones que comenzará en septiembre y acabará en Navidades. Entre los proyectos que el PP desea que se abran paso destaca la Ley de Enjuiciamiento Civil y el régimen del personal de la Guardia Civil. Para los nacionalistas de CiU está especialmente claro que, con las elecciones catalanas a la vista y las legislativas en un horizonte ya muy cercano, la legislatura está prácticamente acabada y la política española entra en "fase electoral", en expresión de su portavoz adjunto en el Congreso, Josep López de Lerma.

Un panorama que provoca en los socialistas el interés de asistir, como espectadores que pueden sacar partido, a la ruptura del consorcio de populares y nacionalistas catalanes. Éstos han anunciado que apoyarán los últimos Presupuestos Generales del Estado para mostrar que han ayudado a garantizar la estabilidad política y económica hasta el final, lo que no estará exento de un pulso previo. Un pulso previsiblemente ostentoso que José María Aznar podría aprovechar para recabar luego una mayoría absoluta que le ponga a salvo del condicionamiento de los nacionalismos, según se adelantan a pronosticar los socialistas para desbaratar esa estrategia.

Los dirigentes parlamentarios de CiU están a la espera de que el Gobierno les especifique a qué proyectos de ley, de los 29 que están en tramitación parlamentaria, quiere dar prioridad y soluciones en sus aspectos controvertidos para que queden aprobados antes de la disolución de las Cortes. Frente al interés del Gobierno por impulsar la Ley de Enjuiciamiento Civil, tanto CiU como el PSOE dudan de que se llegue a un consenso.

Exhibición de agravios

El PNV, por su parte, se ha lanzado a exhibir todo lo que le permite aparecer como agraviado por el PP, si bien no sería la primera vez que a una ruidosa ruptura suya con el Gobierno le sigue poco después una reconciliación con Aznar, previa aceptación gubernamental de algunas de sus demandas nacionalistas. Pero en este momento, el PNV tiene en su punto de mira, sobre todo, las elecciones legislativas, por lo que no le importa la fricción con los populares y rentabilizar su acuerdo con EH de cara a protagonizar el fin al terrorismo, según su portavoz parlamentario. Tras el debate sobre el estado de la nación, el PNV está convencido de que a los populares se les irán bajando los humos no ya por la necesidad de seguir contando con apoyos parlamentarios para llegar al final de la legislatura, que dan casi por acabada, sino por los embites que les esperan en los próximos meses. En relación con la eliminación de la violencia en el País Vasco, les regocija saber que varios ministros del entorno más próximo a Aznar se lamentan, en contraste según ellos con Mayor Oreja, de que la paz esté cuajando en Euskadi mientras PNV y PP aparecen enzarzados en disputas cuando deberían capitalizar su contribución al cese del terrorismo. Y contemplan con complacencia que el Gobierno se encuentre de frente con el reto de hablar con ETA y HB, un desafío hacia el que ellos mismos tratan de empujarle. El PNV cuenta con que EH asumirá cada vez más la vida democrática y, por tanto, su alianza obtendrá el reconocimiento de haber sido "un acierto".

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Además, el PNV pronostica, con indisimulada alegría, que los resultados de las elecciones catalanas pueden complicarle el futuro a Aznar, cuando además ven que el PSOE empieza a recuperar ánimo, apoyo electoral y liderazgo sólido. Para ellos, Joaquín Almunia sería un candidato a la presidencia del Gobierno con el que resultaría más fácil negociar de lo que presagiaban con José Borrell. Iñaki Anasagasti ha dicho que, al fin y al cabo, Almunia es "un bilbaíno de baja intensidad". Para el PNV, el interés de lo que queda de legislatura está en ver cómo termina el Gobierno sus relaciones con unos socios con los que tendrá que contar si gana de nuevo las elecciones.

La actitud de CC, otro de esos socios, es bastante distinta. Su enfoque es más bien el de sacar el máximo provecho a su buena relación con el Gobierno. Desde esa perspectiva, para esa coalición tiene especial interés la negociación de los Presupuestos para el 2000, después de haber ofrecido su apoyo para aprobarlos. El portavoz adjunto de CC, Luis Mardones, ha transmitido al Gobierno el deseo de garantizar la aprobación del régimen de personal de la Guardia Civil y de la Ley Enjuiciamiento Civil.

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