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Los socialistas garantizan por escrito a Sanz la estabilidad de su gobierno toda la legislatura

El preacuerdo de gobierno firmado ayer por socialistas y regionalistas navarros por el que los primeros apoyarán un Ejecutivo monocolor de UPN-PP garantiza la estabilidad política e institucional de la comunidad hasta el año 2003. El texto supone el compromiso del PSN de no apoyar ninguna moción de censura que se pueda presentar contra el gabinete conservador en los próximos cuatro años, según indicó ayer el presidente foral en funciones, Miguel Sanz, durante la presentación pública del documento. El pacto ha levantado ya críticas en el seno del PSN.

Dos horas y media duró la reunión de las direcciones de ambos partidos, celebrada en el Palacio de Navarra, que sirvió para la firma de un documento que detalla las bases del pacto que permitirá a UPN gobernar la comunidad foral y obtener la alcaldía de Pamplona. A falta de que el Comité Regional del PSN y el Consejo Político de UPN refrenden oficialmente este fin de semana el acuerdo, éste garantiza la abstención de los socialistas en el proceso de designación de presidente de Navarra y del alcalde de Pamplona, cargo que recaerá por vez primera en una mujer, la hasta ahora consejera Yolanda Barcina. A cambio, UPN cede a los socialistas la presidencia del Parlamento, el senador de designación autonómica y la presidencia de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, organismo que gestiona los servicios de recogida de basuras, abastecimiento de aguas, transporte comarcal y otros. Aunque ni Sanz ni el secretario general del PSN, Juan José Lizarbe, lo confirmaron, la intención de los acuerdos parece ser que los nacionalistas vascos (EH es la tercera fuerza en Navarra y la segunda en Pamplona y el nacionalismo suma el 20% de los escaños) carezcan de representación en la Mesa del Parlamento, cuya vicepresidencia y secretaría primera recaerán en UPN, mientras que la vicepresidencia y secretaría segundas serán ofrecidas a CDN e Izquierda Unida. El preacuerdo, que será ratificado definitivamente el próximo martes en Pamplona, alcanza también al Ayuntamiento de la capital navarra, donde los socialistas pasarán a la oposición. Su contenido no ofrece novedad sobre lo ya conocido. Pese a las "diferencias ideológicas" entre ambos partidos que recalcó Lizarbe y la postura de oposición que mantendrán los socialistas, los acuerdos presupuestarios anuales y de leyes básicas para el autogobierno foral parecen garantizados. Los pactos se justifican en la "unidad de criterio" de ambas formaciones sobre la defensa de Navarra como comunidad diferenciada frente a lo que se considera una amenaza del nacionalismo, que ha pasado de 7 a 11 escaños en un legislativo de 50 miembros. Uno de los compromisos expresos del documento es la reforma del artículo 29 del Amejoramiento del Fuero, suprimiendo el procedimiento automático de designación de presidente de Navarra. Mientras Lizarbe negaba el carácter de pacto de legislatura al preacuerdo de ayer, Sanz, sin llamarlo así, le concedió esa dimensión dando lectura al apartado primero del mismo, que garantiza la estabilidad de su Gobierno hasta el 2003 y recordando que cualquier moción de censura contra UPN necesitaría para ser aprobada los votos de EH, formación con la que los firmantes se han comprometido a no contar en la tarea parlamentaria. El "fraude" nacionalista Según el presidente navarro en funciones, en la discusión del preacuerdo ni se habló de pacificación ni se vetó la probable designación de algunos consejeros reprobados por el Parlamento de Navarra en la pasada legislatura. "El Gobierno lo designa el presidente", aseguró Sanz, quien replicó a quienes afirman que este pacto es un "fraude" electoral que, aunque así fuera, "no lo sería ni en una milésima parte del fraude que constituye el pacto del PNV con EH desde los puntos de vista ideológico y político". El acuerdo ya ha levantado las primeras críticas en el seno de los socialistas. José Luis Uriz, miembro del Comité Federal del PSOE, rechazó ayer mismo el pacto y calificó de "hecho gravísimo" el que su partido vaya a apoyar a la derecha "dejando a Navarra sin oposición natural durante cuatro años en los que el avance del proceso de pacificación va a ser decisivo". Úriz aseguró que se trata de un acuerdo "frentista" que no contribuirá a la normalización política y aseguró sentirse "decepcionado y engañado" por la actuación de la dirección del PSN, que, "lejos de haber ejercitado realmente el papel opositor votando en contra de un gobierno derechista, se ha movido con nocturnidad y alevosía hasta pactar con ella".

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