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Un libro reúne los ensayos de Juan Benet sobre la guerra civil

La guerra civil fue una de sus grandes pasiones. Tal vez una obsesión, porque, durante años, él y su hermano Paco se creyeron culpables del estallido bélico: la tarde del 18 de julio los dos estaban pegando tiros en la terraza, de repente alguien lejos contestó a esos tiros y ya no pararon de sonar en tres años. No sólo por eso, Juan Benet consideró la guerra como el suceso histórico más importante del siglo y uno de los más cruciales de todos los tiempos (para España). Aparte de tener una biblioteca de 4.000 volúmenes sobre el asunto, lo sabía todo de tanques, aviones, estrategias, combates. Y, según contaron ayer su amigo Javier Pradera y su hijo Eugenio Benet, narraba las batallas con la vocación, la maestría (y la reiteración) de un abuelo. El relato de algunas de las más célebres (Brunete, el Ebro, Teruel...) figura entre los fragmentos más brillantes de Sombras de guerra (Taurus), un libro breve y potente que recopila tres escritos distintos, uno de ellos inédito, de Juan Benet sobre la guerra civil.

Lo presentaron ayer en Madrid los citados Pradera y Benet, hijo (que aún llama a su padre don Juan), con el historiador e hispanista Gabriel Jackson, quien dijo más o menos lo que ha escrito en el prólogo. Que Benet era un escritor excepcionalmente dotado para hablar de la guerra civil ("ingeniero hidráulico, observador agudo y desengañado de la conducta humana, gran novelista..."), y que, por tanto, no quiso acercarse al asunto como un historiador, sino como un pensador, por cierto muy original. Hasta ese punto eso es así, dice Jackson, que en el libro hay apreciaciones historiográficas erróneas que han sido corregidas por el tiempo, como por ejemplo el pesimismo que Benet destila sobre el futuro del país cuando describe, en 1976, un diagnóstico feroz sobre la transición. Pero Jackson deja una conclusión sorprendente: que "nadie puede leer estos ensayos sin sentirse movido a reconsiderar sus propias opiniones" sobre la guerra.

Ironía

La pluma perspicaz de Benet (1927-1993), su ironía espléndida y su enorme poder de síntesis para dibujar situaciones y personajes quedan ampliamente de manifiesto en un libro en el que Javier Pradera encuentra "algunos pasajes asombrosos" y muchos párrafos que muestran "la mejor escritura de Benet, que, con Rafael Sánchez Ferlosio, es el mejor escritor español de los últimos 50 años". Claro que hay errores espectaculares, añade Pradera, pero "ése era uno de los grandes encantos de Juan; equivocarse de una forma espectacular". Entre ellos, su compañero de viaje intelectual y de mesa en el restaurante La Ancha señaló la "visión excesivamente lineal de la Historia de las ideas" que Benet dibuja en el inédito de 1986 La cultura en la guerra civil. Según Pradera, no debió ser publicado, aunque pesan más algunos aciertos relevantes: Franco era una nulidad como estratega, sólo conocía la técnica del carnero (recuperar siempre la cota), y alargó la guerra sin necesidad.

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