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Reportaje:

Un ascenso irresistible

La evolución del voto del Partido Popular registra un irresistible ascenso desde las primeras elecciones democráticas debido a las sucesivas convulsiones sufridas por las formaciones de centro y derecha. Sólo la desaparición de la Unión de Centro Democrático (UCD) y del Centro Democrático Social permitió al PP consolidarse como referente único de un espectro que abarca desde el voto más conservador hasta un elector de corte socialdemócrata. Una suma que permitió a Eduardo Zaplana superar el millón de votos en las elecciones autonómicas de 1995. Alianza Popular se quedó por debajo del 6% de los votos emitidos en la Comunidad Valenciana en las primeras elecciones generales de 1977. Unión de Centro Democrático alcanzaba, sin embargo, cerca del 32%. El breve experimento denominado Coalición Democrática (CD) apenas tuvo vigencia en las eleciones generales y municipales de 1979. El desastre fue mayúsculo. CD apenas alcanzó el 4,5% en las elecciones generales y un exiguo 2,3% entre las papeletas depositadas en los ayuntamientos valencianos. UCD sumaba entonces el 36,5%. Alianza Popular recuperó sus siglas en las generales de 1982 y acudió a las urnas en coalición con el democristiano Partido Democrático Popular y los regionalistas de Unión Valenciana. El ascenso fue espectacular, en paralelo al desastre de UCD. La coalición superó los 600.000 votos y alcanzó un 28,6%. El resultado se incrementó en las elecciones autonómicas y municipales de 1983. La sopa de letras se complicó aún más con la incorporación de la denominada Unión Liberal. UCD ya había desaparecido y el Centro Democrático y Social apenas superaba el 2% de los votos. La coalición conservadora logró cerca del 32% del voto en las autonómicas y constituyó un grupo parlamentario de 32 diputados en las Cortes Valencianas. Pero en aquellos tiempos los socialistas disfrutaban de una amplísima mayoría absoluta con 51 escaños. El resultado de las municipales de 1983 no fue tan espectacular, pero la coalición rondaba el 30% de los votos. El Partido Popular se estrenó como tal en las generales de 1986 con un ligero retroceso. Unión Valenciana se había independizado y el Centro Democrático Social subió siete puntos respecto a las autonómicas de 1983. Los populares sumaron 600.000 votos en solitario, poco más del 28% de los sufragios emitidos. Las elecciones autonómicas y municipales de 1987 supusieron un nuevo retroceso, pero también un punto de inflexión. El CDS alcanzó su máximo histórico por encima del 11% y UV entró en las Cortes con más del 9% de los votos. Los populares se quedaron por debajo del medio millón de votos y tuvieron que contentarse con unos porcentajes apenas superiores al 23% tanto en las autonómicas como en las municipales. El bloque desde el centro hasta la derecha seguía muy desagregado en las elecciones generales de 1989, aunque regionalistas y centristas registraron ligeros descensos que tuvieron su reflejo en un ligero aumento del voto del Partido Popular. Las autonómicas y municipales de 1991 mantuvieron unos registros muy similares a los de 1989. UV subió por encima del 10% mientras el CDS quedaba fuera de las Cortes. Los populares no llegaron a los 560.000 votos, pero la abstención fue la más alta jamás registrada en unas elecciones autonómicas, el PP constituyó un grupo parlamentario de 31 diputados y su apoyo se hizo imprescindible para todas las votaciones que requieren mayoría cualificada. Las generales de 1993 supusieron el gran salto para los populares. El PP rozó el millón de votos y se convirtió en la primera fuerza política de la Comunidad Valenciana por encima de los socialistas. Los populares rebasaron el 40% de los votos mientras los socialistas quedaban por debajo de ese listón por primera vez desde las generales de 1982. El vuelco electoral se tradujo en un cambio de mayoría en las Cortes en 1995. El PP colocó como cabeza de cartel al alcalde de Benidorm, un joven en ascenso que había logrado controlar las distintas taifas del partido en la provincia de Alicante. La candidatura que encabezaba Eduardo Zaplana superó por primera vez el millón de votos, un 43% de los sufragios, pero se quedó a tres escaños de la mayoría absoluta. Los votos socialistas se quedaron en poco más de 800.000, un 34%. UV logró un holgado 7%, constituyó un grupo de cinco diputados y cerró un pacto de estabilidad parlamentaria con el PP a cambio de un área de gestión en el Consell, la presidencia de las Cortes y el control del Ivaj. En la misma fecha, el PP logró el control por mayoría absoluta de los ayuntamientos de las tres capitales y de las respectivas diputaciones provinciales. El PP siguió su ascenso y sumó 100.000 votos más en las generales de 1996. Sin embargo no aumentó su presencia en el Congreso de los Diputados. Una vez desplazados todos los referentes de centro, los populares sólo tropiezan con el escollo de UV para dominar todo el voto conservador. Por eso solicitan el voto con una consigna formulada en presente continuo: Sigamos mejorando.

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