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Los rebaños de ovejas de Lleida inician su trashumancia hacia el Pirineo

La trashumancia es una tradición que no ha desaparecido a pesar de la mecanización acelerada de las actividades ganaderas y agrícolas. Cada año por estas fechas, los rebaños de ovejas del llano de Lleida son trasladados a la montaña en busca de pastos y de mejores condiciones climáticas. Este desplazamiento de los rebaños se realiza habitualmente por caminos rurales o cañadas, aunque en los últimos años se ha convertido en algo habitual ver miles de ovejas atravesando la ciudad de Lleida, convertida en punto destacado en su largo camino hacia las faldas del Pirineo. El paso del ganado, cita regular para los habitantes de la ciudad, despierta la curiosidad de peatones y automovilistas, como ocurrió el pasado viernes cuando unas 3.000 ovejas de una explotación ganadera de Castelldans (Les Garrigues) recorrieron un tramo del paseo de Ronda de la ciudad bajo la atenta vigilancia de tres pastores y de varias dotaciones de la Guardia Urbana. Las ovejas, siempre acompañadas por sus vigilantes pastores, tardarán 15 días en llegar a su destino: los verdes prados de la comarca leridana de la Alta Ribagorça, donde permanecerán hasta finales de septiembre, cuando los primeros fríos señalarán el momento de emprender el lento camino de retorno hacia las explotaciones agrícolas que ahora abandonan.

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