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Rushdie: "Pienso llevar una vida de escritor, no la de un amargado"

El autor define su última novela como "un viaje del Imperio Británico al norteamericano"

Salman Rushdie está en Barcelona para presentar su última novela, El suelo bajo sus pies (Plaza y Janés), y se esfuerza por no pensar en los aspectos negativos que le rodean. A pesar de que el Gobierno iraní levantó el pasado septiembre la condena dictada en 1989, Rushdie sabe que sigue pesando sobre él la amenaza de muerte de los fundamentalistas islámicos, pero se niega a recluirse. "Siempre he pensado que la fatwa no debía afectar mi vida", comenta. "Quiero seguir llevando la vida de un escritor cualquiera, no la de un amargado". Al hablar de su nueva novela, la define como "un viaje del Imperio Británico al norteamericano, con rock, amor y muerte".

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En El suelo bajo sus pies, Salman Rushdie salta de Bombay a Nueva York y de Europa a México siguiendo el ritmo trepidante de una estrella de rock india. El paso del tiempo, la muerte y la importancia de la música surgen como ejes fundamentales, pero como suele suceder en los libros de Rushdie hay también una reflexión sobre Oriente y Occidente. "La novela puede definirse como un libro de rock, amor y muerte", admite, "pero es también una novela llena de triángulos, de temas, de gente y de ciudades".Rushdie, que comenta que la única definición que acepta es la de ser "un escritor urbano", señala: "Quería escribir una novela urbana, un libro que tratara sobre cómo vivimos en las ciudades hoy en día porque siento que la ciudad moderna engloba los temas que me interesan: el choque cultural, la transformación cultural... En cierto sentido, las grandes ciudades de diferentes partes del mundo se parecen mucho". Nacido en Bombay en 1947, pero educado en Gran Bretaña, Rushdie se ha movido siempre a caballo entre dos culturas. En El suelo bajo sus pies insiste en ello integrando mitologías diversas. "Siempre me ha gustado la mitología", comenta, "tanto la de Oriente como la de Occidente. Pienso que los mitos tienen una energía condensada muy fuerte y que son, por tanto, un buen punto de partida para escribir. El mito de Orfeo habla de amor, del paso del tiempo y de relación con la música y la muerte. Por eso he recurrido a él en esta novela. Por cierto, el mito de Orfeo tiene mucho en común con el movimiento hippy".

El mismo Rushdie echa la vista atrás y recuerda que coqueteó con el hippismo en su juventud. "Llevaba el pelo muy largo, pantalones de terciopelo y camisa violeta", se ríe. "Se conservan algunas fotos de la época, pero por suerte las revistas no las han encontrado". También se confiesa un admirador del viejo rock de Elvis, aunque después conectó también con los Beatles, los Rolling Stones y, sobre todo, con Bob Dylan. Sus amigos de U2 han compuesto la música de la canción que aparece en el libro y él se muestra encantado.

Sobre el hecho de que en su novela salga una referencia a la muerte de John Lennon, indica: "Aquella muerte me marcó mucho. Además, estos últimos años, claro, he tenido que pensar mucho en la muerte, aunque por supuesto espero vivir mucho tiempo".

La historia global que persigue Rushdie en El suelo bajo sus pies viaja del Imperio Británico al norteamericano, pero no desde un punto de vista crítico, sino visto por personajes que se dejaron seducir por estos imperios. "Uno de los personajes se deja seducir tanto por Oriente que cuando lo pierde se queda desorientado", comenta con un juego de palabras. Al preguntarle en qué modo la amenaza de muerte ha afectado a su escritura, Rushdie afirma: "La gente me dice que en mis últimos libros hay más humor, sobre todo en el último. De todos modos, yo no pienso en cómo me afecta la fatwa, aunque El cielo bajo sus pies habla de cambios en el mundo, de provisionalidad... y supongo que esto tiene que ver con mi situación".

El terremoto que aparece en la novela lo sitúa Rushdie el día de San Valentín de 1989, el mismo día en que el Gobierno iraní dictó la fatwa contra él. "Es una manera de ver que hubo un terremoto en mi vida", sonríe.

Al afrontar su futuro, tras el levantamiento oficial de la fatwa, señala: "Ahora es todo más fácil, pero es un proceso lento y no puedo prescindir de las medidas de seguridad. De todos modos, siempre pensé que la fatwa no debe afectar mi vida. Quiero llevar la vida de un escritor cualquiera, no la de un amargado".

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