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El Incasol se beneficia de ayudas europeas para el cultivo de cereales en sus terrenos expropiados

VIENE DE LA PÁGINA 1 El Instituto Catalán del Suelo (Incasol), que depende del Departamento de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat, percibió más de cuatro millones de pesetas de subvenciones europeas a cultivos agrarios producidos en fincas de su propiedad. Estas subvenciones al ente público catalán favorecían el cultivo de girasol, cebada y colza y se desarrollaron en terrenos del Incasol radicados en Lleida y en las poblaciones barcelonesas de Polinyà, La Roca, Abrera y Santa Perpètua de Gallecs. El Incasol es el primer propietario de hectáreas de suelo en Cataluña y se encarga de la gestión de suelo del Gobierno de Jordi Pujol, tanto en su vertiente de suelo industrial como en el de servicios e incluso en promociones de vivienda pública. El Incasol, dirigido por Joan Anton Solans, ha aplicado incluso criterios de optimización de las ayudas comunitarias. Es decir, que los cultivos de estas fincas han evolucionado en función de obtener mayores ayudas de la Unión Europea (UE). Estas fincas producían ayudas europeas a la agricultura por cultivos de trigo (en la campaña 1993-1994), por los que el Incasol recibió 1,7 millones de pesetas de subvención. Al año siguiente se transformaron en cultivos de girasol y cebada, que recibían mejor trato subvencionador por parte de las autoridades de Bruselas. En la campaña de 1994-1995, sólo se recibieron 1,8 millones y en la siguiente, 1,9 millones. Finalmente, en la pasada campaña, se decidió orientar su producción hacia el girasol, la colza y la cebada, que rindieron más de cuatro millones de pesetas. La explicación oficial para solicitar estas subvenciones es que "se trata de fincas agrícolas expropiadas o adquiridas, pendientes de utilización o agrupación para promociones de suelo públicas". Según fuentes oficiales del departamento, "el Incasol ha tenido que mantener la actividad agrícola [lo que en la práctica implica contratar agricultores] para evitar que los terrenos se conviertan en vertederos ilegales o para evitar asentamientos ilegales". Las ayudas al girasol y los cereales son mucho más costosas que las famosas ayudas al lino para los presupuestos de la Política Agrícola Común. En cualquier caso, estas ayudas fueron creadas para favorecer el mantenimiento del sector agrario en Europa y orientar su trabajo hacia cultivos en los que la UE es deficitaria. Durante muchos años, se ha venido argumentando que las subvenciones favorecerían el equilibrio social europeo y eran una herramienta vital para mantener la escasa población que vive del campo (el 5% del total comunitario). Las asociaciones agrarias europeas, por su parte, llevan años reivindicando el control de la condición de agricultor profesional para los receptores de las subvenciones, lo cual dejaría fuera a perceptores especulativos o a los ajenos a la condición de profesionales del campo. Una de las discusiones más vivas en los organismos comunitarios es que estas ayudas, en lugar de favorecer el mantenimiento de la población agraria, han provocado la aparición de propietarios de fincas agrarias que especulan al calor de las ayudas de Bruselas. El Incasol se ha visto envuelto en varias polémicas sobre desalojo de agricultores expropiados, el caso más conocido se produjo en el Vallès. Buena parte de las ayudas fueron antes de estos agricultores.

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El Incasol recibe subvenciones de la UE por cultivar girasol y colza
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