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Reportaje:

Un pueblo alrededor de una empresa

Guissona (Segarra) es una de esas poblaciones catalanas cuya vida se desarrolla alrededor de una empresa. Casi la mitad de sus 3.000 habitantes trabaja en la mayor cooperativa agraria de España, la Agropecuaria de Guissona (CAG). Cerca de 53.000 socios en varias provincias, más de 2.000 trabajadores, 70.000 metros cuadrados de instalaciones y una facturación anual de 84.000 millones de pesetas son cifras que hablan de la potencia económica de una sociedad surgida de la nada hace ahora 40 años. Es la primera empresa de Lleida y la cuarta del sector alimentario español, con una producción anual de 177.000 toneladas de carne. La Cooperativa de Guissona se fundó en mayo de 1959 por iniciativa de un pequeño grupo de 15 ganaderos y avicultores de la comarca, entre los que se encontraba su actual director general, el veterinario Jaume Alsina Calvet. La Segarra, conocida también como "el granero de Cataluña", ha sido históricamente una comarca seca en la que el cultivo dominante han sido los cereales. Los pioneros del nuevo modelo agrario se dieron cuenta de que los campesinos de la zona apenas podían vivir sólo de la tierra y tuvieron la feliz idea de apostar por las explotaciones ganaderas para complementar los inciertos beneficios del campo. Fue así como decidieron unirse para crear una sociedad que les proporcionara los servicios y las materias primas necesarias para sus granjas de gallinas ponedoras. En los primeros tiempos se vendían los animales vivos, pero pronto el volumen de negocio hizo aconsejable la construcción de un matadero. El siguiente paso fue la diversificación de la producción y la apertura de granjas de cerdos, terneros, pavos y codornices. Gracias a esta diversificación, la peste porcina de hace dos años y la posterior crisis de precios no han tenido tanta incidencia como en otras empresas del sector. Con el transcurrir del tiempo se ha visto que aquella intuición asociativa fue un acierto, ya que los proyectos de expansión de la cooperativa no se han interrumpido hasta forjar un gigante industrial. La cooperativa tiene más de 53.000 socios -en 1998 se registraron 3.853 altas-, que se dividen en dos categorías: el socio integrado o con contrato (engorda el ganado que le proporciona la cooperativa a cambio de una cantidad de dinero por animal) y el libre (engorda su ganado con pienso de la cooperativa y lo vende al mejor postor). Los trabajadores, unos 1.700 en plantilla y 500 subcontratados, no son socios ni ganaderos. En algunas épocas, la cooperativa ha tenido problemas para encontrar mano de obra debido al bajo índice de paro de la provincia y ha tenido que buscar trabajadores fuera de Cataluña. La Agropecuaria de Guissona es una de las pocas cooperativas del campo que ofrecen a sus socios el ciclo productivo completo. Ella les suministra las crías y los piensos para alimentar a los animales, que finalmente sacrifica en sus propios mataderos; se encarga de la asistencia veterinaria, del transporte y del control de calidad; comercializa las canales; elabora sus propios productos cárnicos y, como última novedad, también vende el 40% de sus productos cárnicos directamente al consumidor a través de una red de 135 tiendas de franquicia: las conocidas Àreas de Guissona: el camino más corto entre las granjas y el consumidor. A la vista del éxito de la venta directa, la empresa quiere entrar de lleno en el sector de la distribución para llegar a vender el 80% de su producción en las tiendas propias, aunque ello requerirá importantes inversiones en nuevas plantas transformadoras. Más de medio millón de personas son clientes habituales de la gama de 200 productos de referencia que ofrecen las Àreas de Guissona. Este sistema cooperativista, que ha significado un gran paso hacia la industrialización de la actividad agraria, tiene numerosas ventajas: reduce los costes de producción de los piensos, mejora la calidad de los productos cárnicos y permite unos precios de venta al público más económicos. Antoni Condal, director de personal y relaciones públicas de la entidad, explica que, al no intervenir los intermediarios, se puede ofrecer precios más bajos que las grandes superficies. "Podemos vender hasta el 30% más barato porque somos fabricantes y no especulamos con los precios, ya que éstos se cambian y se ajustan todas las semanas en función de las cotizaciones del ganado en vivo en el mercado", señala Condal. Los socios de la Cooperativa de Guissona aprobaron recientemente constituir una nueva sociedad denominada Corporación Alimentaria de Guissona, SA, para acceder a otras fórmulas de financiación, facilitar futuras alianzas con otras empresas del sector e iniciar su expansión hacia nuevos mercados. Esta decisión permitirá a la nueva sociedad cotizar en bolsa en un futuro, aunque en opinión de los directivos ese no es un objetivo inmediato.

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