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GUERRA EN YUGOSLAVIA El frente bélico

La OTAN certifica la misma situación militar: más ataques serbios en Kosovo y más bombardeos

No hay retirada serbia y continúan los enfrentamientos entre las tropas de Slobodan Milosevic y la guerrilla albanokosovar, denunció ayer la OTAN. Consecuencia: prosiguen los bombardeos aliados sobre territorio yugoslavo. Pero sigue también la actividad diplomática, pese al fiasco de la crisis con China. Funcionarios británicos dan por prácticamente seguro que el viernes se reunirán en Londres el G-7 y Rusia a nivel de directores políticos para empezar a redactar la resolución sobre Kosovo que será presentada al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

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La Alianza Atlántica no vio ayer "ninguna prueba" de que las tropas de Slobodan Milosevic estén abandonando Kosovo. Pero tampoco pudo evidenciar que hayan acabado las acciones contra la guerrilla albanokosovar, la misión cumplida con la que el líder serbio justificó su decisión de empezar a retirar sus fuerzas de la provincia de Kosovo. Al contrario. Según la OTAN, los enfrentamientos entre la policía especial de Milosevic y los guerrilleros del ELK son cada vez más intensos, tanto el oeste de la provincia como al norte de su capital, Pristina.Ese es el cuadro de situación que dibujó ayer la OTAN para seguir echando agua sobre el vino que le quiere servir Milosevic. Los aliados temen que el anuncio de retirada parcial "al final no sea más que una maniobra para intentar dividirnos, porque la mayor sorpresa que se ha llevado hasta ahora Milosevic es la absoluta unidad que reina entre todos los aliados", explicaron ayer fuentes diplomáticas.

Frente a esas tácticas, la OTAN aplica un remedio básico: mantener la intensidad de los bombardeos "hasta que Milosevic acepte públicamente las cinco exigencias que plantea la Alianza", según afirmó ayer a diestro y siniestro el portavoz civil, Jamie Shea. Los aviones aliados realizaron 623 misiones en las últimas 24 horas y atacaron 28 objetivos. Desde dos campos de aviación (Sjenika y Ponikve) a barracones del Ejército yugoslavo -en Pancevo y en la periferia de Belgrado, por primera vez desde el bombardeo de la embajada china en la madrugada del sábado- y de la policía especial (Valjevo), siete puestos de transmisiones de radio y uno de televisión, siete puentes de autopista, uno del ferrocarril, dos depósitos de municiones, una planta de explosivos (Baric) o tres depósitos de petróleo.

La OTAN no sólo no dio por cierta la retirada serbia sino que dejó ayer muy claro que ésta no es condición suficiente para acabar con los ataques aéreos. Milosevic ha de aceptar públicamente y poner en práctica las cinco reivindicaciones aliadas: fin de la represión, retirada de tropas, aceptación de una fuerza internacional, retorno de los refugiados y acuerdo político con los albanokosovares. Jamie Shea siguió quitando hierro también a la permanente dureza pública de China y a su negativa a negociar ningún tipo de resolución en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas hasta que no cesen los bombardeos. "La actividad diplomática continúa. Es un proceso paralelo a los ataques aéreos", recordó el portavoz. Y subrayó que el secretario general de la OTAN, Javier Solana, viajará hoy a Albania y Macedonia y que la semana próxima el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Ivanov, acudirá a Bruselas para reunirse con sus colegas de la Unión Europea. Mientras, el presidente francés, Jacques Chirac, llegará hoy a Moscú en una visita donde la crisis balcánica estará en primer plano. El próximo domingo, lo hará el presidente del Gobierno español, José María Aznar, para una visita oficial de tres días.

Fuentes británicas concedieron credibilidad a sus palabras al dar por casi seguro que los directores políticos de Rusia y del G-7 -Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia- se reunirán el viernes en Londres para empezar a redactar la propuesta de resolución que debe ser presentada al Consejo de Seguridad sobre Kosovo. Se trata de poner en negro sobre blanco el acuerdo político alcanzado por estos ocho países la semana pasada en Bonn, en el primer acercamiento diplomático claro con posibilidades de acabar con esta crisis. O al menos de darle un nuevo sesgo y amparar bajo el paraguas de Naciones Unidas la intervención de la OTAN en Yugoslavia. La redacción del texto no se vislumbra fácil, porque los diplomáticos deben empezar a definir con más claridad los muchos matices grises que permitieron crear el consenso. Y porque a esa dificultad inicial se unió la increíble torpeza cometida por la OTAN al bombardear por error la embajada de China en Belgrado, que hará mucho más difícil que Pekín no utilice su derecho de veto en el Consejo de Seguridad para bloquear un eventual pacto de los aliados con Rusia.

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