Un coche por habitante
A vista de pájaro Elche es un gigantesco caos entre palmeras, un inmenso hormiguero de vehículos que encajan uno junto a otro en un puzzle de color metalizado. La ciudad tiene censados 114.000 vehículos sobre una población de 200.000 habitantes. Si dejamos a un lado a los menores de edad y ancianos impedidos de conducir, el resultado es que cada ilicitano tiene en la puerta de su casa un coche. El tráfico y la falta de aparcamiento son dos de las principales quejas de los ilicitanos. Cuando los colegios y las fábricas se ponen en marcha, la ciudad se convierte en un atolladero de coches del que es casi imposible entrar o salir. La propia disposición de la ciudad, con el río Vinalopó que parte en dos el casco urbano, supone un grave problema. Para poder comunicar el centro, hay cuatro puentes que actúan irremediablemente como embudos para el tráfico. Aunque podría ser peor. La mayoría de los barrios tienen bancos, servicios sanitarios y supermercados y no existe la necesidad de desplazarse hasta el centro. De no ser así, el Ayuntamiento reconoce que se vería empujado a implantar sistemas extraordinarios de transporte público. La crispación que los ilicitanos padecen por el tráfico ha llegado a afectar incluso a decisiones políticas que parecían acertadas. Un buen día, al concejal de Medio Ambiente, Juan Antonio Oltra, se le ocurrió trazar una línea de carril bici. Un vial verde que pasaba entre los huertos de palmeras y acompañaba, al margen, a las calles más congestionadas. En algunos tramos, la idea duró poco más de una semana. Las protestas vecinales y la quemazón de los conductores al ver mermada la anchura de sus carriles empujaron al Consistorio a dar marcha atrás. El lugar en el que durante unos días pasearon plácidamente ciclistas, hoy es pasto de los camiones de reparto y de coches aparcados en doble fila. Una modalidad de aparcamiento que ha provocado atascos indecibles en el centro. Otra odisea es el aparcamiento. El Ayuntamiento, gobernado por el PSPV y EU, ideó un plan para dar solución a una de las principales necesidades: la mejora de los aparcamientos en los barrios y en el centro histórico. Durante esta legislatura se han creado 1.935 plazas de garaje y se han construido seis aparcamientos. Para ello ha sido necesaria la inversión privada de más de 2.000 millones de pesetas, y otros 650 millones de pesetas de las arcas municipales. Como muestra del cambio, de 1991 al 1995 tan sólo se construyeron tres aparcamientos con 903 plazas, y todas para residentes. "Junto con la política de creación se han transformado las condiciones de la vía pública y hemos creado grandes espacios peatonales", asegura el portavoz socialista, Carlos González. La ciudad camina "hacia un modelo en el que la vía pública ofrezca las máximas prioridades al peatón", sentencia. La conversión en zona peatonal del centro de Elche encuentra a partes iguales entusiastas y detractores. Carlos González asegura que cualquier medida de peatonalización global se encontraría con un fuerte rechazo. La última actuación en la que se han ensanchado las aceras de la calle de Corredera, punto neurálgico de compras, ha derivado en un importante tapón para el tráfico. La creación de la Universidad Miguel Hernández ha hecho necesaria la conversión del plano de la ciudad que ahora tiende hacia el área de expansión del campus. Ante el incremento del tráfico se ha previsto la construcción de un vial que conecte la avenida de la Libertad con el Pont del Bimilenari. De no ser así, el crecimiento del enclave urbano quedaría estrangulado. La apuesta por el transporte público, que ha sufrido un incremento más que notable en los últimos años, con la ampliación de horarios y frecuencia en los autobuses, ha servido para paliar, en parte, el caos del tránsito de vehículos. Pese a todo, si el incremento de los vehículos prosigue, habrá que caminar por encima de ellos para moverse por la ciudad.
